En Chile es urgente una ley "Hijito Corazón". Un marco legal claro y efectivo que obligue a los hijos a cumplir con su deber de manutención y cuidado hacia sus padres adultos mayores en situación de abandono. Así como la Ley "Papito Corazón" estableció herramientas concretas para proteger a los hijos menores, debemos asumir que nuestros mayores no pueden seguir quedando a merced de la indiferencia familiar.
Porque el abandono de las personas (adultos) mayores ya no es una excepción ni un caso aislado. Es un fenómeno que avanza de forma sigilosa, pero constante, en múltiples dimensiones. El hambre es una de esas dimensiones. Según el Estudio de Seguridad Alimentaria de la Universidad de Chile (2024), 32,4% de los adultos mayores está en riesgo de desnutrición.
Las cifras son claras:
La causa no es biológica. Es económica y social. El maltrato y el abandono afectivo son otra cara de la misma moneda. En 2023, el Senama recibió más de 9.000 denuncias por abandono y maltrato de personas mayores, muchas de ellas protagonizadas por familiares directos.
Y el abandono hospitalario refleja el extremo final de esta cadena de desprotección: Según registros recientes, entre 2018 y 2025, más de 11.770 personas -en su mayoría adultos mayores- han permanecido abandonadas en hospitales públicos tras recibir el alta médica, porque nadie fue a buscarlas. Detrás de cada uno de estos números hay un nombre, un rostro, una biografía.
¿Quién responde cuando los hijos se retiran? En teoría, el Código Civil chileno obliga a los hijos a proporcionar alimentos a sus padres cuando estos lo requieren. Pero sin mecanismos de cumplimiento, esa norma queda reducida a un principio sin aplicación real.
Por eso es necesaria la ley "Hijito Corazón". No es inventar nuevas obligaciones, sino establecer herramientas efectivas para hacerlas cumplir:
No es un problema privado, es un problema público de responsabilidad social básica. Ahora bien, hablar de la vejez únicamente como vulnerabilidad sería un error grave. Los adultos mayores no son frágiles por definición. La fragilidad aparece cuando fallan las redes de apoyo y la dignidad de vida.
Cuando existen condiciones, los adultos mayores demuestran día a día una vitalidad y energía ejemplar:
La vejez no es el final de la vida: es una nueva etapa, activa, cuando existen las condiciones materiales y afectivas adecuadas. Por eso la ley "Hijito Corazón" no es un castigo. Es una herramienta mínima para impedir que el abandono siga normalizándose. No sanciona para humillar, sanciona para proteger. No interviene para controlar, interviene para reparar cuando los vínculos naturales fallan.
El abandono de los adultos mayores no es un fenómeno natural. Es el resultado de decisiones. Y lo que nace de decisiones, puede y debe ser corregido. El tiempo de mirar hacia otro lado se acabó.
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