¿Y quién cuida a las que cuidan?

El 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico, una efeméride que nació en 1983, durante el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Aunque algunas personas podrían decir que hemos avanzado enormemente en equidad de género, sigue siendo insuficiente, ya que todo nos indica que las labores del hogar, la crianza y el cuidado, siguen siendo "temas de mujeres"; por lo tanto, aún hay roles y estereotipos de género que derribar en nuestra sociedad.

La Encuesta de Uso Nacional de Tiempo (ENUT 2015), del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), indicó que entre las personas con ocupación laboral, las mujeres destinaban 5,85 horas diarias a trabajos no remunerados, mientras que los hombres destinan 2,85 horas a esas tareas. Y esto empeoró con la llegada de la pandemia y el confinamiento en nuestros hogares por prácticamente dos años, aumentando de gran manera y principalmente en las mujeres, la sobrecarga, el stress, deterioro de la salud mental y en gran parte de ellas, el tener ellas que abandonar sus trabajos para dedicarse por completo a estos "temas de mujeres".

Por su parte, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen 2017) señaló que en Chile hay 672 mil personas en situación de dependencia, y de éstas, 470 mil cuentan con algún cuidador "informal" y en general, no remunerado. La misma encuesta, indicó que 80% de las personas en situación de dependencia tienen como cuidadora principal a una mujer.

Lamentablemente, en nuestro país y en el mundo el trabajo doméstico y de cuidados sigue teniendo rostro de mujer, lo que aumenta la brecha de género y la desigualdad, porque además no se presenta de la misma forma para quienes tienen un mayor poder adquisitivo versus quienes no pueden costear ayuda externa. Los y las invito a que reflexionemos sobre ¿quién cuida a las que cuidan?

Hago un llamado al sector público y privado a que nos unamos para acortar estas brechas y a no romantizar el cuidado, sino a hacernos cargo del grito silencioso e invisible de cientos y miles de mujeres a lo largo de todo nuestro territorio que sienten día a día el abandono de nuestra sociedad. Es urgente que el gobierno de prioridad a que se haga realidad el Sistema Nacional de Cuidados y que éste realmente se haga cargo de esta problemática para que de una vez por toda se reconozca la labor de las cuidadoras como un trabajo formal. Y que en paralelo, nazcan nuevas políticas públicas que fomentan la corresponsabilidad y la conciliación, para que hombres y mujeres gocemos de las mismas oportunidades y condiciones.

La anhelada equidad de género es un tema que nos compete a todos y todas. Ellas, las cuidadoras, nos necesitan ya.

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