El automóvil, sin lugar a duda, es el medio de transporte que consume mayor espacio vial, transportando un número reducido de pasajeros por vehículo (1,47 en promedio, según la encuesta Origen Destino de Santiago, 2012).
En la medida que los niveles de ingreso de los países han ido creciendo y el costo de adquisición de los automóviles ha bajado, se ha priorizado históricamente este medio de transporte en desmedro de peatones, ciclistas y buses. Ejemplos hay muchos, como la inversión que se ha realizado en nuevas autopistas, la ampliación de calles, entre otros. Si bien en los últimos años se han construido ciclovías y pistas exclusivas de transporte público en algunas ciudades, como Santiago y Concepción, en la práctica la prioridad sigue estando en el automóvil.
Sin embargo, ahora tenemos una oportunidad única, y quizás irrepetible, para ganarle espacio vial al vehículo particular.
En efecto, existe bastante coincidencia entre los especialistas sobre la necesidad de implementar soluciones temporales que fomenten el transporte personal activo, como la caminata y la bicicleta, por dos razones: lo seguro que, en términos de menor contagio, es moverse de esta manera y la ayuda que puede proporcionar esta nueva forma de desplazarse para descongestionar el transporte público. Esto eleva la presión para aumentar el espacio vial de estos dos modos.
A nivel internacional han surgido iniciativas en diversas ciudades, que promueven la implementación de ciclovías de emergencia y el uso temporal de la calle para usos peatonales. En particular, ciudades como Bogotá, Ciudad de México, Barcelona, París o Londres son ejemplos donde rápidamente se ha avanzado en estas medidas.
Nuestro país ha reaccionado más lento de los que quisiéramos. A pesar de ello, hemos visto algunos ejemplos de comunas como Las Condes, Rancagua, Chillán o Arica, que han modificado el espacio vial, en beneficio de peatones y ciclistas.
Por su parte, recientemente el ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) presentó un plan que incluye medidas de este tipo para todas las capitales regionales. Estos proyectos modificarían sensiblemente la cara de nuestros sistemas de transporte urbano, incentivando un transporte más sustentable en el largo plazo.
Mi expectativa es que estos proyectos del MTT se concreten a la brevedad y que el espacio vial ganado al automóvil se mantenga a futuro.
Las ciudades con mejor calidad de vida tienen un sistema de transporte que prioriza los modos sustentables y la crisis sanitaria podría dar un impulso único para avanzar en esa línea.
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