La llegada del Covid-19 a nuestro país ha puesto a prueba nuestros sistemas sanitarios y ha hecho imprescindible confiar en nuestra autoridad pública de salud.
Aún es muy temprano para concluir si la estrategia del gobierno está dando los resultados esperados, pero unido a los temas de salud se ha debido abordar otros de igual importancia en otras áreas afectadas, uno de los cuales es el transporte, tanto de personas como de bienes.
En primer lugar, es necesario reconocer que el sistema público de transporte y la cadena de abastecimiento han continuado funcionando en términos relativamente normales.
Frente a la fuerte caída en la demanda, tanto en Santiago como en regiones, hacemos un reconocimiento al esfuerzo hacia quienes se hacen cargo de transportar a la ciudadanía. Es necesario destacar el profesionalismo y las buenas políticas y orientaciones entregadas por las autoridades sectoriales, así como de mecánicos, personal administrativo, de aseo, técnico, y otros, que han entendido que el sistema debe seguir funcionando.
Merece resaltar, además, el esfuerzo de aquellos más expuestos de forma permanente al contagio: los conductores y con ello no sólo abordamos a quienes se preocupan del traslado de los pasajeros, sino también a quienes son parte de la cadena de abastecimiento del país que en ningún momento se ha detenido y sigue funcionando con casi completa normalidad.
Esto es, incluyendo no solo a quienes manejan los camiones, sino también a los peonetas que suben y bajan las mercaderías, haciendo todo esto con el mayor cuidado posible, pero asumiendo el consabido riesgo.
Pero también es necesario preparar la siguiente etapa. Al igual que en tantas otras emergencias, es necesario buscar fórmulas para enfrentar esta situación, cuyo término es incierto.
Contrario a otras contingencias acotadas, en esta ocasión la demanda se mantendrá baja por un tiempo indeterminado, lo que debiese llevar a una disminución en la oferta; sin embargo, la necesaria distancia social obliga a que la oferta se mantenga por encima de la oferta de equilibrio en situación normal.
En el caso del transporte de carga, este ha logrado una correcta organización para mantener a pie la cadena de abastecimiento e incluso enfrentar algunas bajas con planes de cuidados que las empresas preparan para los momentos más álgidos, por lo que no debiese ser preocupante en los próximos meses,
Los problemas parecen ir de la mano del transporte de personas. En Santiago, la autoridad sectorial se ha esforzado por mantener las condiciones de conectividad y transporte en la ciudad, a través de la armonización de las condiciones contractuales con las necesidades de las personas. Ello exige un gran esfuerzo, tanto económico como sanitario, tanto en el sistema buses como en el Metro de Santiago.
Tras el estallido social de octubre, con el fin de abordar las dificultades de transporte, la autoridad modificó la forma de pago a los operadores del Sistema RED, aumentando el peso a los kilómetros recorridos, en desmedro del pago pasajeros transportados, lo que ha, permitido el funcionamiento del sistema RED, sin la necesidad de aplicar descuentos.
Parece práctico y viable, entonces, pensar que la sustentabilidad del sistema, en este momento de crisis, se base en subsidios estatales, para mantener, a lo menos, los turnos éticos que necesita un sistema que, sin discusión, no puede detenerse, ejercicio que es sugerible no sólo desarrollar en la capital, sino también en regiones.
Es importante entender este necesario apoyo como un pilar con efectos muy positivos en la sociedad que ve, por este intermedio, una continuidad de funcionamiento del país.
En resumen, se puede leer por una parte que un “empate a cero”, donde las empresas ni ganan ni pierden en la operación, parece ser una solución adecuada, al menos desde lo económico, para mantener el transporte a flote mientras dure esta crisis de la pandemia.
Sin embargo, este “equilibrio” del que hablamos se hace con un enorme esfuerzo en el que se deja de priorizar otros problemas importantes para apoyar al transporte como área estratégica de nuestra sociedad.
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