#AntárticaNoExiste

El 9 de agosto de 2020 un usuario de Facebook de Tierra Plana-España sentenció: "¿Creen ustedes que Chile sea un país real? Yo nunca he estado en Chile y no conozco a nadie que haya estado en Chile. He visto algunas fotos, pero seguramente sean CGI (Computer Generated Images). De toda la vida me han enseñado mapas de Chile, explicado que era un país de Sudamérica, pero en mi investigación he descubierto que todo el que habla de que ha estado en Chile no puede demostrarlo".

Al poco tiempo, el hashtag #ChileNoExiste se volvió viral y la mofa de los latinoamericanos duró meses. Efectivamente, quizás la distancia explica el poco conocimiento que tiene el Hemisferio Norte de nuestra larga y angosta faja de tierra, aunque contraste con el conocimiento que los chilenos tenemos respecto de ellos.

Por lo anterior, no resulta raro que organizaciones pseudocientíficas sostengan la inexistencia de nuestro país. Pero la Antártica está más lejos aún, vivas donde vivas, y solo una ínfima parte de la población humana lo ha visitado en persona. Llegar allí es muy costoso, de difícil logística y de aún más difícil permanencia. Es una de las últimas fronteras del conocimiento, donde la vida se pone a prueba y el lugar donde lo inverosímil se torna... verosímil.

La Antártica se conoce desde hace un poco más de 200 años, siendo el último continente en recibir las miradas de hombres y mujeres, pero no ha sido suficiente tiempo para que la ciencia pueda incorporar una imagen fiel de la Antártica y superar los mitos, fantasías y teorías conspirativas que la cubren. Al contrario de lo que se piensa, existe la suficiente exploración del Continente Blanco para afirmar o refutar las más complejas dudas que hay sobre él. Es el ejercicio que intentaré hacer aquí.

La teoría que me causa mayor impresión es la de las "Pirámides en la Antártica". A principios del siglo XX una expedición británica descubrió una particular montaña cuya forma había sido moldeada por la fuerza de los glaciares. Casi 100 años después, en 2012, se viralizó una noticia de que científicos norteamericanos y europeos habían descubierto estructuras piramidales hechas por el hombre. El geólogo alemán Mitch Darcy, del Centro Alemán de Investigación en Geociencias de Potsdam, lo explica bien: "Las estructuras en forma de pirámide están situadas en los montes Ellsworth, que es una cordillera de más de 400 km de longitud, por lo que no es de extrañar que haya picos rocosos que surjan por encima del hielo. Los picos están claramente compuestos de roca y es una coincidencia que este pico en particular tenga esa forma. Es natural". Esta visión tiene consenso en el mundo científico y el origen del posteo viralizado se pierde en una nube de fake news.

Un argumento que no debemos olvidar, a la hora de considerar cualquier teoría sobre la Antártica, es que se separó del último continente al que estaba conectado entre 30 y 23 millones de años atrás, tras lo cual comenzó su congelamiento definitivo, que culminó hace unos 13 millones de años, con una Antártica similar a la actual. Esto es, con la imposibilidad técnica de sostener a una civilización independiente. Si a ello sumamos que nuestra especie Homo sapiens tiene un registro fósil que se remonta a solo 315.000 años, nos daremos cuenta de que existen menos posibilidades aún de que hayan florecido civilizaciones constructoras de pirámides bajo el hielo, pues el tiempo en que se formó el gran casquete de hielo polar supera con creces el tiempo de aparición de la especie humana.

Tampoco puedo dejar de mencionar las afiebradas teorías atribuidas por el escritor italiano Francis Amadeo Giannini, en su libro "The Worlds Beyond the Poles", al almirante norteamericano Richard Byrd, primero en sobrevolar el Polo Sur en 1929. Giannini afirma que Byrd tenía un diario secreto (un diario de por sí de existencia dudosa) donde relataba el hallazgo de una entrada a un mundo subterráneo, poblado de bosques, seres de otro mundo e incluso prehistóricos.

La idea no era nueva. Ya en el siglo XVII, el astrónomo, matemático y físico inglés Edmund Halley (que calculó la órbita del cometa que lleva su nombre) había sostenido que la Tierra constaba de varias esferas concéntricas huecas, idea que reforzó el clérigo y científico jesuita Athanasius Kircher en su obra de 1665 "Mundus subterraneus, quo universae denique naturae divitiae", que contiene afirmaciones como que la Tierra era hueca y estaba habitada por seres.

Posteriormente, el capitán John Cleves Symmes Jr., del ejército norteamericano, proclama en 1818 que la Tierra era hueca y que estaba abierta en los polos. Muchos autores han seguido replicando hasta el día de hoy esta extraña teoría. La exploración de la Tierra ha generado hoy amplios consensos entre los científicos de que esta teoría es absolutamente falsa y carente de todo sustento.

Otra noticia viralizada a mediados de 2018 fue el hallazgo de un "ovni sepultado" en una zona conocida como la Tierra de la Reina Maud, descubierto, supuestamente, a partir de imágenes de Google Earth. Es el mismo Google que transparentó que se trataba de una formación natural. El grupo de ufólogos (pseudociencia que se dedica a estudiar los ovnis) y centinelas de Google Earth que ocupan su tiempo en explorar vastas regiones del globo, desde el confort de sus asientos gamer, confundió la caravana de vehículos que transportan regularmente abastos entre las bases alemanas de Kohnen y Neumayer con restos de una nave extraterrestre parcialmente sepulta.

También se ha difundido mucho la idea de que el Polo Sur se oculta de los mapas y que no aparecería en Google Earth, o en otras plataformas, porque "hay un área de inusitada actividad militar" (el Tratado Antártico solo permite actividad militar en apoyo a actividades de paz y se le entiende como un área desmilitarizada), o que se oculta otra "Área 51" con extraterrestres, o la entrada a la "tierra hueca", en un eco del inolvidable Julio Verne.

La verdad es que existen numerosas imágenes satelitales de detalle, como la producida por la NASA a través de su plataforma Landsat Image Mosaic of Antarctica (LIMA) o Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer (MODIS). Más recientemente, en 2018, investigadores de las universidades de Minnesota y Ohio State produjeron un mapa satelital con una resolución de 8 metros denominado Reference Elevation Model of Antarctica (REMA). Ninguna de estas representaciones contiene el muro de hielo, las pirámides, naves estrelladas, los ovnis de los nazis o el confín de la "tierra plana".

Quienes hemos dedicado nuestros esfuerzos a estudiar el maravilloso Continente Blanco estaremos siempre dispuestos a entregar la experiencia, compartida por un millar de científicas y científicos, logísticas y logísticos chilenos, sobre la exploración que durante la última década hemos realizado. Connacionales de los más diversos orígenes geográficos, culturales, religiosos y sociales la han visitado, así como especialistas de las más variadas disciplinas científicas. Chilenos, entre los años 2004 y 2005, recorrieron 2.000 kilómetros entre Patriot Hills y el Polo Sur. Otros han explorado por una década los montes Ellsworth e incluso descubrieron un lago a 2,6 kilómetros de profundidad bajo el hielo, al que bautizaron CECS en honor al centro valdiviano que organizó la expedición.

Chile cumple 60 años realizando la Expedición Científica Antártica (ECA) y muchos de esos expedicionarios comparten sus experiencias en charlas, ponencias y webinars casi todas las semanas en algún punto del país. Quien aún dude, acérquese a ellas y ellos y pregunte. Estoy seguro de que no responderán que #AntárticaNoExiste.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado