"Nos salvamos juntos o nos hundimos separamos", Juan Rulfo
"Aprender a Convivir" fue el lema, bastante ambicioso, del último encuentro de ciudadanos del mundo, convocado por el Congreso Nacional chileno, cuyo prestigio abarca gran parte de lo que estamos dejando de este desenfrenado planeta Tierra.
Un desafío inalcanzable, ya que por más esfuerzos que hace la inteligencia humana concentrada en este magnífico evento, el ser humano con todas sus múltiples potencialidades, se encarga a diario de demostrarnos que somos capaces de destruir, de la noche a la mañana, todo lo que hemos avanzado en nano-tecnología, neurociencia, robótica e inteligencia artificial,
Es catalogado como uno de los cinco mejores del mundo por su diversidad temática, con diferentes especialidades y una cobertura universal de enormes proyecciones, el Congreso Futuro nos permite augurar continuidad en el tiempo y en el espacio infinito, en pos de la conservación de todas las especies.
Ochocientos invitados, en 11 versiones ininterrumpidas, varios de ellos Premios Nobel, científicos, filósofos, artistas, economistas, ecologistas, moralistas, feministas, quienes han llegado a Chile, desinteresadamente, sin cobro alguno, aportando sus mensajes y sólidos conocimientos a un público hambriento del saber distinto, y de los nuevos descubrimientos que asombran al mundo, germinados a la velocidad de la luz.
Ochenta invitados en esta última versión 2022, con los protocolos sanitarios. La inauguración fue toda una "especialidad de la casa", el saliente Presidente de la República, Sebastián Piñera, se despide de su mandato constitucional, en cuyo gobierno se crea el anhelado Ministerio de Ciencias y Tecnología, con un paupérrimo presupuesto del 0,34% del PIB.
Una vergüenza que nos incomoda a todos por la importancia que le debemos dar a los nuevos desafíos que el país debe asumir, a partir de sus potencialidades naturales, que son muchas, partiendo por nuestra riqueza básica, las que deben ser explotadas con una mirada de beneficio social.
El Presidente electo, Gabriel Boric, en su turno, consciente de sus obligaciones de jefe de Estado, se comprometió ante el país no a mantenerlo, sino que aumentar durante su periodo, a 1% del PIB, la inversión en desarrollo tecnológico, ciencias y humanidades, todo un acontecimiento, en un mismo lugar, con un mismo fin, con un sano propósito: "Abrir las puertas del saber al mundo que la espera con ansias, antes que llegue la noche obscura".
Efectivamente, porque el título de esta reunión no está escogido al azar. La sociedad planetaria pasa por momentos de crisis enormes que nos cuestionan a diario. La negra mancha que recorre los distintos continentes nos llama a reflexionar con urgencia, antes que sea demasiado tarde.
Todos los expositores desde sus propios ángulos y visiones alertan a los líderes mundiales que la única esperanza que tenemos como seres racionales, es parar la actitud belicista que envuelve a las naciones poderosas, sin medir las consecuencias nefastas que ya estamos viviendo.
Salimos de un siglo XX, donde dos guerras mundiales despedazaron gran parte de Europa, se puso fin a una con dos bombas atómicas, sobre Hiroshima y Nagasaki; las pandemias se suceden una tras otra, los desastres naturales no paran y la destrucción del medio ambiente continua aceleradamente, la única tierra en que vivimos la estamos autodestruyendo sin piedad.
Y aunque parezca una profecía autocumplida, iniciamos el año en que nos comprometíamos un esfuerzo mayor en busca de la paz. Vivimos una seria amenaza de un conflicto bélico entre las superpotencias EE.UU. y Rusia, que se muestran los dientes, donde el chivo expiatorio es una pequeña república vecina, Ucrania, nacida del desmembramiento de la fenecida Unión Soviética.
Para que hablar de las amenazas de Corea del Norte o la destrucción de Siria, los avances de Israel en territorio Palestino, Afganistán Irán e Irak, donde miles de niños niñas y habitantes, mueren por las bombas y también de hambre.
En medio de este convulsionado mundo están los científicos, los médicos, las autoridades morales advirtiendo que vamos por mal camino, de nada sirve seguir avanzando a paso agigantados si la maldad esta por dentro.
Tan cerca de una tercera guerra mundial, es probable que las grandes fortunas estén financiando naves espaciales para salvarse del Holocausto que se nos avecina, si no paramos la locura colectiva que nos envuelve a todos por igual.
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