Ciento cincuenta iniciativas e instrumentos de política pública forman parte del balance de gestión del primer Ministerio de Ciencia de Chile, desde su puesta en marcha oficial el año 2019. Eso señala el documento recientemente presentado, que resume la instalación de una institucionalidad soñada por años por el ecosistema de investigación nacional. Del total, 63 son nuevas, 69 de continuidad y 18 de modificación o fortalecimiento: no hay que olvidar el traspaso de unidades del Ministerio de Economía, Corfo y Conicyt, una reorganización o rearticulación desde la estructura, ¿le dio peso político a la ciencia?
El ministro saliente, Andrés Couve, señaló -y comparto la apreciación- de que se mostró la capacidad para agregar valor al país, la respuesta de las instituciones frente al Covid y el cambio climático -dos ejemplos- son de primer nivel, pero la investigación sigue desarrollándose principalmente en las universidades. Necesitamos mayor vinculación y valorización por parte de las empresas. Sólo 23% de ellas innovan y de este número sólo 1,9% lo hace en productos nuevos para el mercado. Además, solo hay 301 empresas de base científico-tecnológica, 63,8% de las cuales se sitúan en la Región Metropolitana, ¿es la ciencia considerada parte fundamental del engranaje y motor del desarrollo de Chile?
Claramente, los territorios fueron los grandes ganadores. La instalación de las cinco secretarías regionales -con sus respectivas coordinaciones macrozonales- permite soñar con una ciencia descentralizada y vinculada con las necesidades. Mucho hay que avanzar, la Región Metropolitana concentra más del 60% de la investigación en Chile y el 57% de las instituciones de educación superior que han publicado como mínimo 1 trabajo en revistas científicas en el quinquenio 2015-2019. Destaca en el informe la creación de distintos consejos, instancias formales de asesoría científica en diversas materias. Se evidencia la creación, pero ¿cómo se vinculan con la toma de decisiones?
Durante el período se elaboraron políticas y planes como la Primera Política CTCI, Inteligencia Artificial, Equidad de Género y el Plan Nacional de Centros, los que debieran dar un esbozo, al menos, de la visión estratégica de país estamos instalando. Quién y cómo decide qué materias se desean priorizar con vistas a mediano y largo plazo es fundamental para entender la ruta establecida. En resumen, podemos decir que se avanzó a una etapa de instalación, el desafío actual está en cómo esta institucionalidad es apropiada socialmente, no solo desde el público general como señala el documento, sino que al nivel que le corresponde: político.
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