Antártica es, por un principio fundamental del Tratado Antártico, un continente consagrado a la paz y la ciencia. Hoy es considerada uno de los más relevantes laboratorios naturales del mundo. La Antártica y el océano Austral tienen un papel fundamental en la regulación de procesos como el clima y la absorción de dióxido de carbono, y la investigación en estas regiones es crucial para comprender fenómenos de importancia nacional, continental y global.
Además, están ocurriendo cambios rápidos en vastas zonas, que podrían abrir el continente a un nuevo nivel de actividades en las próximas décadas. El gobierno de la Antártica, su administración y la protección medioambiental deben estar, más que nunca, basados en datos científicos. Hace 60 años, el Año Geofísico Internacional llamó la atención mundial acerca de la importancia de continuar la colaboración en la investigación en altas latitudes. Hoy, las naciones enfrentan el urgente desafío de mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
En los últimos años, las partes consultivas del Tratado Antártico han intensificado su actividad científica, principalmente por dos razones: una política, con un rol preponderante de los países reclamantes; y una científica, asociada a la priorización de las 80 preguntas que el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR) ha puesto sobre la mesa, tras una profunda introspección denominada SCAR Horizon Scan, realizada en 2014. Así la ciencia mundial se ha orientado a las preguntas más relevantes para los siguientes 25 años de estudio del sexto continente.
La potente influencia en términos de historia natural, biología y clima que el Continente Blanco ejerce a nivel planetario es varios órdenes de magnitud más conspicua en Chile. ¿Cómo el calentamiento de Antártica impactará la economía de un país con pilares económicos apoyados en la producción silvoagropecuaria y pesquera? ¿Cómo Chile puede ser piedra angular en el aprovechamiento del enorme potencial biotecnológico de una biota única en el mundo? Estas son algunas de las preguntas que, en el contexto de una sociedad del conocimiento, una nación como la nuestra debe hacer suyas.
El Programa Nacional de Ciencia Antártica (Procien) vislumbró estas tendencias hace más de una década, desarrollando iniciativas que buscaban alcanzar un liderazgo que validara una posición preponderante en el Sistema del Tratado Antártico y sus reuniones satélites. Pasó de desarrollar 14 proyectos científicos en el 2006 a ejecutar 97 la temporada recién pasada y a multiplicar por 8 el número de científicas y científicos chilenos que hacen ciencia en la Antártica. Además, 12 países usaban Punta Arenas como entrada al Continente Blanco el 2007, cifra que hoy llega a los 22 países. Si se considera que 34 países desarrollan actividad científica permanente en la Antártica, se puede afirmar que más de la mitad (75%) de los países consultivos, que administran el Tratado Antártico, usan a nuestro país como plataforma para iniciar sus exploraciones todos los años.
Desde el año 2003, en que el Instituto Antártico Chileno (INACh) fue trasladado desde Santiago a Punta Arenas, el número de países que transitan a la Antártica a través de Chile ha aumentado en forma importante (de 12 en 2003 a 22 en 2018). Estos países no necesariamente deben viajar cada año desde Chile, pues pueden hacerlo también desde Argentina (Ushuaia), Australia (Hobart), Nueva Zelanda (Christchurch) o Sudáfrica (Ciudad del Cabo).
Estos antecedentes deben hacernos reflexionar sobre la necesidad de acelerar el desarrollo del Procien. Hacerlo sería una medida altamente conveniente para el progreso científico y académico de nuestro país y para ser partícipes de esta preocupación mundial y de los beneficios económicos que implica el apoyo logístico desde Punta Arenas y también desde Puerto Williams. Como es sabido, pocos países en el mundo tienen la peculiar geografía del nuestro, adornado con laboratorios naturales desde la Línea de la Concordia hasta el Polo Sur.
Chile vive hoy un momento clave para alcanzar el objetivo de capitalizar para chilenas y chilenos los beneficios que ofrece nuestra cercanía con el Continente Blanco. Transformar a Chile en la capital mundial de la ciencia antártica es posible en el corto plazo (5 años), si se adoptan medidas coherentes con el análisis de la situación actual. El Programa Antártico Nacional ha visualizado varios desafíos para materializar esa visión: consolidar el liderazgo antártico de Chile, fortaleciendo sus capacidades científicas, recursos humanos y logísticos en Magallanes y en el Territorio Chileno Antártico; potenciar la cooperación internacional en ciencia, cultura y logística antártica, junto con fidelizar a los Programas Antárticos Nacionales por Punta Arenas, e incorporar la actividad antártica al imaginario sociocultural de la región y el país.
Pasos concretos se han dado, con el compromiso del Gobierno Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena para con el Centro Antártico Internacional, ya en proceso de licitación para el comienzo de su construcción en 2023, así como en los estudios de conectividad de alta velocidad y nuevas facilidades portuarias en Punta Arenas y Puerto Williams, para mejorar las comunicaciones físicas y digitales con Antártica; así como del Ministerio de Defensa, con la botadura al agua del nuevo rompehielos "Óscar Viel", proyectado para fines de este año, construido íntegramente en Chile y que en sus 111 metros de eslora espera brindar apoyo a una cuarentena de científicos a bordo.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través del INACh, se encuentra culminando las fases de diseño de las bases Yelcho y Carvajal, esta última la primera permanente chilena que operaría año corrido, dentro del Círculo Polar Antártico; y comenzando el diseño para la unidad Profesor Julio Escudero, la principal base científica chilena en la Antártica. Las tres vienen a reemplazar viejas estructuras, muy deterioradas por las condiciones polares y que se están transformando en un riesgo latente para las personas y el medioambiente.
El INACh también lidera el proyecto que contempla la instalación de 21 estaciones de medición automáticas y en tiempo real. Los sensores contemplan mediciones de parámetros climatológicos básicos como temperatura, humedad, presión atmosférica, velocidad del viento, radiación solar y precipitación hídrica y nivosa, entre otros, así como avanzados equipos para la medición de albedo, radiación multiespectral y fotosintéticamente activa, temperatura infrarroja, humedad del suelo, pH, sísmica y deformación de la corteza terrestre. El esqueleto troncal de la red contempla 2.118 kilómetros lineales, desde la base Escudero hasta la Estación Polar Conjunta Glaciar Unión. Esto representa la red de sensores permanentes más grandes que alguna nación haya instalado en la Antártica, pero además es una poderosa herramienta para entender y modelar los escenarios de cambio global que ya se encuentran afectando el contexto territorial que llamamos Chile y que, con certeza, proveerá datos fundamentales para que los modelos de desarrollo futuros se basen en información científica de calidad.
Sin embargo, no se puede ser capital antártica sin atraer a nuestro país la mejor investigación científica posible, hecho que se ha logrado con la alianza entre los ministerios de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, de Relaciones Exteriores e INACh, para financiar y dar soporte logístico, científico y funcional en Antártica, respectivamente, a dos proyectos de las líneas prioritarias y de excelencia: el Centro IDEAL (Fondap), liderado por la Universidad Austral de Chile; y el Instituto Milenio BASE, encabezado por la Universidad de Chile, que congregan una constelación de investigadoras e investigadores de distintos centros y universidades nacionales e internacionales.
Tampoco se puede serlo, sin atraer las reuniones más importantes de la ciencia antártica mundial. Chile ha sido elegido por la comunidad internacional para ser sede de la Open Science Conference del SCAR y sus reuniones de delegados de más de una cuarentena de naciones. Las reuniones se realizarán en Pucón y Punta Arenas en agosto de 2024 y reunirán a más de un millar de investigadores antárticos del mundo, en la primera conferencia presencial después de 6 años. Para el 2025 ya se ha comprometido la realización del International Symposium on Antarctic Earth Sciences (ISAES), la principal reunión de Ciencias de la Tierra, que traería a unos 400 científicos a Punta Arenas, ciudad sede de este evento.
Todos estos esfuerzos suman ímpetu y oportunidades a una tarea que se encuentra en un punto clave de decisión si queremos que Chile sea, efectivamente, la capital mundial de la ciencia antártica.
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