Providencia se degrada debido a que la principal causa de inseguridad no es externa, sino interna, causada por ruidos que dañan la salud, impiden el uso y goce de la propiedad y destruyen la vida familiar. La municipalidad tiene los instrumentos legales para combatir delitos y crímenes por ruidos, pero rara vez los pone en práctica. Los ruidos son objeto de la Ordenanza de Ruidos Molestos, pero no la aplica a los ruidos más graves y continuos, la mayoría de construcción y remodelación de departamentos.
Las lesiones, incluyendo las producidas por ruidos, están castigadas por los artículos 397 y 399 del Código Penal. ¿Lesiones por ruidos? Sí, aparte de las lesiones sicológicas (imposibilidad de concentrarse, angustia, irritación, insomnio), el ruido produce las fisiológicas, algunas de las cuales pueden ser mortales. La resolución 578/2021 del Ministerio del Medio Ambiente calcula que el 3,7% de los accidentes isquémicos (derrame cerebral) se deben a ruidos. La población estimada de Providencia al 2023 era de 163.000 habitantes. En Chile, la prevalencia del accidente isquémico -que cada día se da en personas más jóvenes- es de 130 por cada 100.000 habitantes. Hecho el cálculo, en promedio, en Providencia se dan 211 accidentes isquémicos por año, de los cuales ocho se deben a ruidos. Esos casos dejan lesiones graves y, algunos, muerte. En Providencia, el ruido produce más lesiones y muertes que las causadas por delincuentes.
La inmisión por ruidos (impedimento fáctico impuesto por una persona al uso y goce de la propiedad de otros) está tratada indirectamente en el Código Civil, en la teoría de las servidumbres. También está tratada en los artículos 8° y 27° de la Ley de Copropiedad Inmobiliaria, por lo que al adquirir una propiedad, se firma también el compromiso de respetar las servidumbres, que impiden la realización de ruidos molestos. Es necesario reconocerlo: quien daña la salud de otros o impide el uso y goce de la propiedad de terceros por ruidos es un delincuente, aunque sea vecino de Providencia y propietario. Las cifras comunales muestran que la mayor inseguridad no proviene del exterior, sino de acciones realizadas en la comuna por personas "de adentro".
En la comuna, quien denuncia por ruidos es derivado por numerosos caminos, la mayoría ineficaces. El resultado siempre es el mismo: nulo o casi nulo. No es un problema de las ordenanzas o leyes; las de Providencia permiten, en su estado actual, disminuir esos delitos: basta con aplicarlas y cesar la tramitación innecesaria. En materia jurídica, tres profesores de Derecho han reconocido que los ruidos impiden el uso de la propiedad: son los abogados Jorge Tisné, Felipe Amunátegui y Elso Kotzing. Por su parte, el Ministerio de Salud tienen amplio conocimiento del daño producido por los ruidos. Providencia debe escuchar a quienes saben y abrir los ojos ante la delincuencia interna. La epidemiología de los ruidos es similar a la del tabaco; sus daños, también: nadie los reconocía hasta que moría. Las burlas ante quienes denuncian por ruidos son similares a las que sufrían hace pocos años quienes denunciaban violencia intrafamiliar.
Los que más sufren son quienes están obligadas a permanecer en sus domicilios o trabajan en ellos: los discapacitados que deben aguantar el ruido del rotomartillo sin poder huir; teletrabajadores que merman su remuneración porque el ruido impide la comunicación; colegiales de liceos municipales; estudiantes que preparan una prueba; músicos, escritores y creadores que necesitan silencio; los bebés que lloran desesperados por la motosierra de Araucaria, contratista municipal; las familias que aún intentan dialogar entre ruidos ensordecedores; y los ciento sesenta mil residentes de Providencia que se ven afectados.
En 2021, el municipio fue advertido del problema por el colectivo Ventanas Abiertas, que presentó 133 firmas pidiendo audiencia ante el concejo, para dar a conocer propuestas de solución. No es momento de describir qué medios fueron utilizados para negar la audiencia. Lo relevante, ahora, es que la nueva administración y los nuevos concejales están en condiciones de abordar el tema, con información y sin prejuicios. Es una causa que supera barreras políticas y que tiene que ver con la vida, la salud y la propiedad en Providencia, aunque su ejemplo puede ser válido para el país. El actual alcalde debe asumir el liderazgo que demanda la situación. Encontrará apoyo transversal.
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