Escape Libre

Marcos Vergara

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Soy hijo de la educación pública y si bien nací en Santiago, también fui de regiones. En efecto, estudié séptimo y octavo básico, y toda la enseñanza media, en el Liceo Coeducacional de La Unión, actual Abdón Andrade en homenaje al rector de la época. Fue mi profesor de Biología quien orientó mi vocación, pero el mismo terminó sus días pidiendo limosna a la entrada de la Iglesia de Los Agustinos, en Moneda con Estado, en el centro de Santiago. Producto de la pandemia no volví a saber de él, pero aquella es una historia mucho más larga.

Egresé de la enseñanza media en 1972, unos pocos meses antes de que se cuajara en Chile la gran tragedia de nuestra historia. Un año antes fuimos al norte en gira de estudios y el profesor que nos guiaba, a nuestro paso por Santiago, nos llevó a ver el cambio de guardia en La Moneda y al "Chicho" Allende asomándose al balcón. Tomé una foto que guardé por años pero al final perdí.

Pero hoy por hoy son otros temas los que inundan mi mente, porque como resultado del sensible fallecimiento de Eduardo Ravani me he puesto a buscar registros de una parte de su historia y de la de Fernando Alarcón, cuando figuraban en Televisión Nacional como "Los Paparazzi", antes del golpe de Estado, protagonizando el programa "Escape Libre". Y me he llevado la sorpresa de que aquel programa que veía yo con entusiasmo los días jueves en la tarde en mi casa no figura en ninguna de las historias que por estos días han sido relatadas. Ravani menciona "Paparazzi Producciones" en una entrevista inédita en La Tercera, como una agencia dedicada a producir programas de diverso tipo para la televisión, los cuales no especifica. Pero de "Escape Libre" no hay menciones, no hay imágenes en Youtube, nada en las biografías artísticas de Ravani ni en otras entrevistas que concedió antes de su muerte.

Toda la ruta cómica del comediante parecería comenzar después del golpe de Estado en el "Dingolondango" de Enrique Maluenda y después en el "Jappening con Ja". Antes, simplemente no hay nada sobre la materia, excepto por una publicación del año 2020 de La Red, donde se hace referencia a la televisión chilena antes del golpe y el programa sí se menciona muy brevemente.

Y la verdad es que en eso que no está había algo muy importante. Ahí estaba la semilla de "La Oficina", popularizada más tarde durante la dictadura cuando no sabíamos si reír o llorar. Así era que estos "paparazzis" competían de algún modo con el humor absurdo de "La Manivela" de Canal 13 y nos hacían reír en aquellos años previos tan políticamente convulsionados. Había, de hecho, un tercer "paparazzi" que hubo de marchar al exilio, a Francia finalmente, vía México. Francisco Soto. Aquel era el "Espina" original que regalaba a su jefe -Ravani- manzanitas musicales y le hacía desternillarse de la risa ante los frustrados esfuerzos de Canitrot por conseguir lo mismo, sin resultados.

Este "Espina", peinado con una cabellera negra y larga partida al medio y mostachos al estilo del MIR, gruesos y bordeando hacia abajo las comisuras de los labios, era en otros gags un "cuchepo", coloquial término chileno para denominar a una persona de piernas amputadas. Un "cortadito", como el de Condorito. Pero de todo eso no hay nada. Creo que este antiguo "Espina" regresó al país en algún momento, no hace muchos años, pero de la obra seminal de la que fue protagonista no hay registros. Es curioso todo esto, pues si yo hubiera estado en los zapatos de Ravani y Alarcón no habría podido considerar completo el relato de mi propia historia sin recurrir a estos notables orígenes.

En fin, solo para cerrar el asunto de esta incomprensible omisión, recuerdo a Ravani vestido de mujer y tendido a lo largo en un sofá, sin audio, mientras un horrible pájaro negro embalsamado surgía misterioso y ridículo a la vez a sus espaldas, por detrás del sofá, y al tiempo que le daba un primer picotazo en la cabeza, se echaba a andar la canción "no me moleste mosquito" del grupo The Doors, sin Morrison, la que Ravani doblaba -en eso de doblar nunca fue muy bueno- intentando espantar a la siniestra criatura.