La bestia en que me convierto

Sergio Canals
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Y su víctima, Daniel Zamudio, humano, sólo humano.

“Le propiné un par de patadas en las piernas y la cabeza”…

“Le rompí una de las botellas en su cabeza…y como ya estaba muy inconsciente, le marqué con el gollete una svástica, que es signo nazi”, (declaran sin pedir disculpas los victimarios).

Svástica, la cruz que no es más sagrada.

La cruz que ya no llora el perdón entre la sangre y el agua.Es la cruz gamada que vomita su ignominia sobre la humanidad.

“Le lanzó como 10 veces una piedra grande…en la guata…la cabeza…hacemos como una palanca y ahí se quebró, sonaron como huesos de pollo, y como ya el muchacho estaba muy mal, nos fuimos cada uno por su lado”.

Inconsciente, la víctima, sólo por su condición de homosexual, sufre el odio como un “sufrimiento frío y sin imágenes”.

Siento la extraña pesadez del mal que inunda la escritura.

Ya no es el “horror, el horror”, del viaje por las tinieblas en que K. Conrad nos llevó, al inevitable y fascinante encuentro con lo más oscuro del alma humana.

Más bien es el inquietante encuentro con el no-horror de no sentir culpa, ni el propio horror de enfrentar el horror.

Es el horror del no-horror de la violencia trans –humana. De una violencia que más allá de lo humano, parece paradojalmente caracterizar a su vez, lo solamente humano.

Alcohol, drogas, historias de riesgos y vulnerabilidades psicosociales, antecedentes de comportamientos xenófobos y delincuenciales en los victimarios.

¿Cómo intentar adentrarse y coger lo no- humano de lo humano desde la propias naturaleza humana?

Un niño soldado declaró en Sierra Leona, que en una ocasión abrió el vientre de una mujer, le sacó el feto y se lo comió… “No sabía lo que era bueno y malo…además nos daban cocaína”…

¿Como hablar del no ser desde el ser?

¿Cómo buscar una respuesta a lo que nos acongoja y nos hace temblar, en el lugar donde se agota el dolor de lo inimaginable?

Donde la palabra es incapaz de narrar lo inconfesable de lo humano, habla la poesía, hermana bastarda de la religión.

“De lo negro sale el poema/de los pozos del alma inconfesables”… (1)

“No busquéis más, ya que no tengo ojos/pues el ojo es el símbolo de Jesucristo y de Dios/y yo soy el cristal del infierno/el cristal para morir tan solo/para morir en la página delgada como del sufrimiento/como el sufrir más atroz que es el sufrir que no existe/ el sufrir en la página/que no existe”…

“Escribo estos versos en la guarida de Dios/donde nada existe/sino el poema contra mí”.

¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? Grita hoy la des-humanidad avergonzada de su propia condición humana sin Dios, sólo humana.

(1)Versos de Leopoldo María Panero.

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