En agosto de 1993 se inauguró la Sala SCD Bellavista, un espacio íntimo y con sonido de lujo, en el corazón de lo que, de a poco, se transformaba en el barrio bohemio de Santiago.Era nuestra primera sala y nuestro primer gran proyecto, un reducto de música que se levantaba con orgullo en los primeros años de democracia y en un contexto cultural no del todo alentador, justamente por la falta de espacios, equipamiento técnico y otros facilitadores.
Si bien “Bellavista” era una gran inversión, pensada para cumplir con los más altos requerimientos, tenía la característica de ser un espacio para artistas de los más diversos estilos y trayectorias.La sala, ofrecía un equipamiento al que por lo general los músicos sólo podían acceder teniendo un respaldo detrás, lo que se lograba usualmente al ser parte de un gran sello. En cambio, gracias a SCD, muchos grupos jóvenes pudieron tocar por primera vez en un escenario que cumplía con altos estándares de calidad y, eso se debe principalmente a que estaba diseñado según los requerimientos y necesidades de los propios músicos.
A fines de la década, ese mismo barrio Bellavista ya estaba consolidado como una zona de fiestas y también empezaba a hacerlo en el ámbito de presentaciones en vivo. Sin embargo, el sector sur de Santiago también crecía de manera exponencial en cuanto a población. Por lo mismo, el espíritu de inclusión de las Salas SCD, llegaba el año 2002 hacia sectores poco convencionales –en términos artísticos- de la ciudad junto a SCD Vespucio.
La sala, más grande que la de Bellavista, pero con el mismo carácter de intimidad y calidad acústica, comenzó a operar en la comuna de La Florida, al interior del Mall Plaza Vespucio, lo que marcó un hito en torno a la oferta de música en vivo al interior de un centro comercial.
Es esa misma lógica de ampliar el circuito musical chileno y acercar las bandas y solistas a su público, como también la de generar nuevos espacios de difusión, es que se ha inaugurado la nueva Sala SCD Egaña. El espacio, estrenado hace menos de un mes en el mall del mismo nombre, se ubica en el punto que une las comunas de Ñuñoa y La Reina, la puerta entrada al sector sur oriente de Santiago. SCD Egaña se crea en un contexto diametralmente distinto al que vio nacer a la Sala de Bellavista: Egaña viene a afrontar una explosión en la oferta de agrupaciones y estilos diversos.
Al igual que los distintos géneros o bandas, los espacios de difusión van naciendo, encontrando su público y evolucionando junto a las sociedades en las que habitan.
La taberna Capri fue un espacio icónico en los años 50 gracias a la Huambaly, la Peña de los Parra destacaría como hogar de la Nueva Canción Chilena en los 60, el Café del Cerro uniría la protesta en voces tan disimiles como Fulano, De Kiruza, Los Prisioneros o Schwenke& Nilo durante los 80, así mismo el Club de Jazz de Santiago, desde 1943 ha ido sufriendo cambios y transformaciones en la medida que cambian las diferentes generaciones de artistas del género.
Sala SCD Egaña por su parte, aparece en una década radiante en cultores de los distintos géneros y gracias a su modo de operar, que abre las puertas a toda la diversidad que ofrece la música nacional, es que podrá acogerlos todos.
Aún faltan espacios, pero al mismo tiempo estamos en uno de los momentos más luminosos, crecientes y creativos de la música en Chile. Si Bellavista apostaba por llenar un vacío, por entregar un escenario entre la escasa oferta cultural de principios de los 90 y Vespucio intentaba ampliar el circuito musical santiaguino, SCD Egaña cumple una doble función: continuar este trayecto, llegando hasta puntos aún alejados del centro urbano y artístico,enfrentando un período en que los locales no dan abasto para recibir a tantas y tan buenas agrupaciones de todos los estilos.
Los proyectos SCD siempre han tenido la misión de apoyar y difundir el trabajo de los artistas chilenos y, en este caso la Sala Egaña lo hace abriendo sus puertas en unos de los contextos más positivos que he visto en mis 75 años de carrera musical.
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