La verdadera historia de Rosita Serrano

Rosita Serrano es el nombre artístico de la que fue, a juicio de muchos entendidos, la cantante chilena más destacada del siglo XX. Su nombre era María Ester Aldunate del Campo, pero decidió usar un seudónimo para no incomodar a algunos familiares, ya que en esa época ser una cantante popular no era bien visto. Previa autorización, adoptó el nombre de su amiga Rosita Serrano, esto me lo comentó mi madre, ya que Rosita fue su tía abuela.

Rosita inició su carrea en la década de los '30 y después de debutar en Brasil y Portugal logró cantar en el Wintergarten de Berlín, considerado uno de los centros del espectáculo más importantes de Europa. Fue allí que, Rosita Serrano de Chile, como le gustaba llamarse, alcanzó una fama total e insospechada, en plena Alemania nazi, con canciones como "Roter Mohn" y "La Paloma".

Recordando estos hechos, se está presentando en Santiago la obra de teatro "Auge y Caída de un Ruiseñor", a cuya función asistió una de las personas vivas más cercanas a Rosita Serrano, su amiga Thamar Jaramillo, quien me hizo los siguientes comentarios:

"'La obra Auge y Caída de un Ruiseñor' tiene como gran mérito lograr que una nueva generación conozca la figura de Rosita Serrano, sin duda, la gran diva que ha tenido Chile. Desafortunadamente ni la voz, ni el aspecto de la actriz que la personifica le hacen justicia a Rosita, lo cual es comprensible dada la gran belleza y talento de la figura original".

Sin embargo, la semejanza es muchísimo menor dado el afán de transformar a Rosita en una especie de Carmela de San Rosendo que llega a Alemania. Nada más lejano a la realidad, Rosita era bella, elegante, sofisticada y tenía una gigantesca seguridad en sí misma, mal que mal era hija de Sofía del Campo, una gran soprano nacional.

Pero más allá de que el personaje no esté muy bien representado, hay una especie de moralina tras la obra, en que se termina preguntando a Rosita si sus años de éxito durante el Tercer Reich compensaron terminar en la pobreza y abandono.

Lo que hizo que Rosita terminara en esas condiciones no fue el haber cantado durante la Alemania nazi. Los hechos así lo demuestran. Al casarse con Jean Aghion, hijo del millonario 'rey del algodón' (algodón egipcio entendamos), Rosita tenía asegurada una vida de lujo en su mansión de Alejandría. Tuvo la mala suerte que Gamal Abdel Nasser les expropió su fortuna y debieron huir del país, como ocurrió con muchas familias de origen judío.

Pese a lo anterior, Rosita siguió cantando, haciendo giras mundiales. Su paso por el famosísimo Cotillon Club del Pierre de Nueva York en 1950 le reportaba 10.000 dólares semanales y entradas agotadas, mismo año en que fue entrevistada por Ed Sullivan, que declaró sobre ella 'tan hermosa como Hedy Lamarr (qué mujer más linda e interesante -este es comentario mío y muy diplomático como sus mercedes observaron-), tan sexy como Carmen Miranda'".

Pero, si bien Rosita era capaz de generar grandes ingresos, tenía un estilo de vida sumamente lujoso, que incluía la afición al juego de su marido. Tampoco se puede dejar de mencionar su generosidad para con su familia y el hecho, innegable, que su estilo de canto pasó de moda".

Existe una historia sobre Rosita Serrano acerca de la cual no tengo certeza, un supuesto viaje a Suecia para participar en un recital organizado por el rey Gustavo Adolfo destinado a reunir fondos para los niños judíos refugiados, personalmente hice consultas en el Museo del Holocausto de Suecia, pero no existían antecedentes. Supuestamente ese hecho habría ocasionado molestia entre los jerarcas nazis. Lo que es innegable, es que la Gestapo dictó una orden de aprehensión a su nombre y el de la cantante Lale Andersen, acusándolas de espionaje.

De lo que sí puedo dar fe, es que durante la Segunda Guerra Mundial Rosita ayudó a una familia judía en Berlín, llevándoles alimentos en forma secreta, arriesgándose -por ese solo hecho- a ser detenida por la Gestapo. Así lo declaró quien era en ese tiempo un niño y recordaba haber visto a Rosita llegar en su Mercedes Benz de color verde, en busca de su novio, un estudiante de medicina peruano, quien vivía en esa misma casa. Ese niño sobrevivió a un campo de concentración, cuyo nombre no recuerdo. Tuve acceso a ese testimonio, por gentileza del investigador Steve Vitto, el que está registrado Museo del Holocausto de Washington D.C.

Quienes conocieron directamente a Rosita, o simplemente admiran su talento, deben alegrarse de que las nuevas generaciones también la conozcan. Concluyo esta columna con las palabras finales de su gran amiga, Thamar Jaramillo. "Por favor, vean sus fotos y sus películas, escuchen sus canciones, para que logren dimensionar la belleza y elegancia de María Ester Aldunate del Campo, nuestro ruiseñor".Period.

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