¡Qué ordinariez más ordinaria!

Ordinariez es sinónimo de vulgar y de grosero. 

Las groserías, vulgaridades y ordinarieces son parte de las acciones y expresiones humanas, todos cometemos acciones groseras y decimos vulgaridades.

Pareciera que en nuestro país no tenemos conciencia de ello...

Lo digo a raíz de mucha gente que se subió al carro de la opinión que dió uno de los grandes cantautores de Chile Alberto Plaza sobre la rutina de una de las comediantes y humoristas que subieron a la Quinta Vergara en la versión 2017 del Festival de Viña, Chiqui Aguayo.

Lo que me resulta ordinario entendido como algo común y corriente en este país es que muchas personas y en este caso un artista además de hacerse cargo de las expresiones sin dios ni ley de las redes sociales, además se sienta con el derecho de bloquear un escenario para otra artista de la comedia y el humor con argumentos desde la soberbia, desde el conservadurismo y haciendo alarde de una mirada patriarcal que lamentablemente aunque en minoría tiene mucha fuerza y presencia en nuestro país. El problema es que no se entiende lo que significa comedia y comediante.

No voy a decir que es una ordinariez lo que hizo el cantante ni tampoco que fue grosero al enviar una opinión al Mercurio menoscabando la rutina de la joven comediante chilena. Intento no faltar el respeto a las personas en mis opiniones.

De todas formas tengo que mencionar la ignorancia que existe en el aire en cuanto al significado de la comedia.

La comedia es una obra dramática que representa situaciones sociales a través de personajes y textos que ridiculizan  hechos de la realidad.

Moliere fue el gran maestro de la Comedia Francesa y criticaba ácidamente a la sociedad y cultura de sus tiempos, muchos encontraban  sus obras vulgares.

Hoy guardando las necesarias proporciones, el stand up populariza la comedia y los actores junto a los guionistas son los que crean rutinas hilarantes, desde la grosería y la vulgaridad generalmente, para llamar la atención sobre las expresiones que se reflejan en los distintos ámbitos sociales: en las familias, en el trabajo, en la calle, etc.

Es ordinario para nosotros entonces, tener acceso en distintos escenarios como la televisión, las redes sociales, salas de teatro y de espectáculos a este tipo de comedia.  

El escenario de la quinta Vergara tampoco debería restarse ya que tradicionalmente ha sido el espacio internacional de la música y el humor, una vitrina abierta a la música popular y expresiones artísticas que promueven movimientos actuales representando las diversas miradas y estilos de la vida de hoy.

El veto o la censura en nombre de la familia y de los niños, no se justifica en una sociedad abierta en la que los espectadores y el público deciden qué ver. Apago el televisor si me parece vulgar y si la programación de la televisión según mi forma de ver las cosas me parece grosera, reclamo al Consejo Nacional de Televisión.

¡El Festival de Viña es lo que es! A mí  como a tantos, me faltan más programas de contenido en la televisión chilena, pero eso es harina de otro costal.

Es ordinario hablar sin argumentos sobre las diferentes expresiones artísticas que vemos, es muy ordinario faltarle el respeto a la diversidad de estilos de la comedia y humor. Es muy ordinario escuchar comentarios con poca solidez en nuestro país 

Finalmente me pregunto, ¿quién puede sentirse dueño de los contenidos y formatos en un mundo donde caben tantos lenguajes y culturas distintas?

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