Por la boca muere el pez

El Presidente de la “U” negó hasta el final el despido de Darío Franco, pero la filtración de que el Fantasma Figueroa había sido contratado, lo obligó a notificarlo en víspera de un partido importante, decisión que fue calificada de vergonzosa y humillante, con sonadas críticas para el dirigente y el club, mientras se ha olvidado la mala actuación profesional del DT argentino.

El contrato profesional de Darío Franco como entrenador de la U. de Chile le aseguraba trabajo hasta el término de éste y en caso de ser cesado antes debía ser notificado a lo menos con un mes de anticipación al cese.

Hace varios meses que la directiva de la U estaba decidida a cesarlo en el cargo pero no lo concretó por algunos escasos éxitos logrados como el triunfo ante Colo Colo, como también para evitar el pago total del contrato, además de reemplazarlo por un nuevo técnico ante la U. Católica.

Los dirigentes tenían otros antecedentes para tomar la decisión entre estos su mala relación con el plantel “nadie le hacía caso, porque no le creían”, dijo un directivo.

Además se rumoreaba interés económico en la contratación de algunos jugadores y finalmente derrotas increíbles ante equipos de ascenso por la Copa Chile y un comienzo sin victorias este año, aparte de la falta de liderazgo en inconductas del equipo, lo que hizo entrar a la directiva en conversaciones con otro técnico para tener el reemplazante en caso de despedirlo.

La noticia se filtró por un miembro del directorio motivando al Presidente a negarla, primero, y reconocer al final que era cierto.

Que el club haya convenido con otro técnico antes de cesar en el cargo al que lo desempeñaba, no es vergonzoso ni humillante como se ha criticado, pero notificarlo en la víspera además de ser ilegal, es una falta de respeto mínimo a los derechos humanos por más que la actuación profesional de éste haya sido pésima.

Todo trabajador merece respeto y ser advertido con un mínimo de anticipación del término de sus labores.

No hacerlo refleja desprecio por la persona y la U no tenía porqué darle ese trato.Igual comportamiento tuvo el resto de la directiva la que se vio obligada a pagar todo el contrato lo que podía haber disminuido con un buen trato.

Un castigo merecido para el club por más que Franco hubiese hecho méritos profesionales suficientes para ser desahuciado.

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