Sub 20: mucho más que el Mundial de Turquía

La clasificación de Chile al Mundial Sub 20 es un hito muy importante que trasciende los beneficios deportivos. Muchos esfuerzos confluyeron para este éxito.

La ANFP sumó recursos económicos y directivos para el proceso de preparación. Fernando Carvallo –amén de su discutible decisión de renunciar pre y no pos campeonato- conformó el grupo con una reconocida capacidad. El actual líder Mario Salas, un entrenador muy bien preparado, con formación universitaria de profesor de educación física y con gran experiencia como futbolista de alta competencia, tuvo el coraje de asumir un difícil desafío.

Los más importantes protagonistas de este triunfo son los jugadores. La mayoría tiene talento natural aunque mucho camino por recorrer para constituirse en futbolistas y deportistas de alto rendimiento. Por ello, el Mundial de Turquía también es una oportunidad para revisar nuestro trabajo formativo que, salvo honrosas excepciones, tiene muchas asignaturas pendientes.

Una tarea en la que la ANFP y la Federación deben colaborar con los clubes para superar obstáculos, algunos propios del mundo del fútbol y otros más estructurales y de naturaleza país, que ayudarían mucho a mejorar el trabajo de cada institución.

Volvemos a insistir que la formación de futbolistas es tarea de los clubes y no de las selecciones.

En lo netamente futbolístico, creemos que el mero talento natural, “la calle” ya no es suficiente.Hay que incorporar lo académico y lo multidisciplinario al trabajo formativo con la humildad propia del que sabe que siempre se puede aprender más.

Incorporar la psicología y el trabajo social; desarrollar las habilidades sociales de los jóvenes a través del “coaching”; prevenir el alcoholismo, drogadicción y la deserción escolar, son variables que potencian el trabajo formativo, no afectan el entrenamiento futbolístico y no atentan contra el legítimo e indelegable liderazgo del entrenador.

Lo fácil es apuntar a las debilidades pero no vale la pena perseverar en las carencias que todos observamos en Mendoza y que reflejan una realidad no sólo del fútbol sino de la sociedad chilena.

Los clubes profesionales, la ANFP y la Federación necesitan de colaboración en recursos y en programas para abordar carencias que tienen su origen en causas más allá del fútbol.

¡Mucho hace el fútbol socializando a través de los valores del deporte a los jóvenes para exigirle que, además, superen carencias propias de la realidad social de nuestro país!

Por ello, es tarea de todos abordar una solución. Hay muchas oportunidades que demandan mucha creatividad y gestión.

Los clubes deben considerar la etapa formativa como una inversión y no un gasto necesario para competir en la división profesional. Seguir potenciando buenos hábitos de competencia que han ido sacando gradualmente la competencia del clima paternal de Quilín, aumentado la competitividad de todos los futbolistas en todo el país, tanto en las series menores como en la reserva profesional.

La ANFP y la Federación deben incrementar su buen hacer directivo en cadetes y poner a disposición de las instituciones sus cuadros gerenciales y ampliar su gestión –muy buena en lo futbolístico y comercial- a otras esferas para identificar programas sociales a los que puedan acceder los jóvenes futbolistas como legítimos beneficiarios de políticas públicas que promueven la integración y cohesión social.

¿Por qué un joven deportista por el sólo hecho de tener menos de 18 años no puede acceder de pleno derecho a cursar su enseñanza media como alumno libre o vespertino y en la práctica es obligado a desertar de la educación media?

¿Por qué un club de fútbol, que en la práctica es centro de formación profesional que habilita para desarrollar una profesión, no accede a incentivos de formación y capacitación?

¿Por qué siendo éste un empleador de jóvenes no recibe los mismos subsidios que se otorgan a los empresarios que ofrecen empleo a la juventud?

El fútbol chileno aporta mucho al país y es cierto que muchas veces el propio fútbol con sus desaciertos, se encarga de minimizar dicho aporte.Pero más verdad que todo lo anterior, es el hecho que el fútbol moviliza al país entero.

Demasiado importante para echarlo todo a las espaldas de un grupo de jóvenes que nos dan una gran lección con solo ganarle a la dura vida que les ha tocado vivir.

Ahora que nos hinchan de orgullo por clasificar a un Mundial tenemos la oportunidad de retribuirles su aporte mejorando el nuestro hacia el fútbol joven.

Todos estamos en deuda. ¡No sólo el fútbol y, por cierto, no sólo con los jóvenes mundialistas!

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