Adopciones forzadas: otra herencia de la dictadura

El pasado 22 de agosto, el medio de comunicación El Mundo de España compartió en sus redes sociales un emotivo video, el que fue replicado internacionalmente. En él se puede apreciar a una madre reencontrarse con su hijo: "Ella no sabía de mí porque me llevaron al nacer y le dijeron que estaba muerto", dijo Jimmy Lippert-Thyden. En octubre del año 1980 fue víctima de adopción forzada y luego de 42 años viviendo en Estados Unidos regresó, esta vez por decisión propia, a Chile.

El caso Jimmy Lippert-Thyden no es uno particular ni menos aislado, forma parte de los 20 mil niños y niñas que fueron comercializados por la dictadura de Augusto Pinochet. Para el resto del mundo, Chile era una de las mayores vitrinas de adopción, mientras miles de mujeres, como fue el caso de María Angélica González -madre biológica de Jimmy-, eran víctimas de la angustia de no volver a ver a sus hijos recién nacidos, así se consolidó una red fuera de los parámetros de la ley y; que hoy, a 50 años del Golpe de Estado es otra herencia de la dictadura.

La excusa principal no fue otra que "erradicar la pobreza", pues las principales víctimas eran mujeres de escasos recursos, niños y niñas bajo la tutela del Estado y/o instituciones de la sociedad civil o bebés de sectores rurales con los cuales se estructuraba un negocio internacional a partir de las adopciones forzadas. Y, por otro lado, establecer un vínculo geopolítico a través de la relación diplomática con países, principalmente de Europa, que permitiera blanquear la imagen de la dictadura militar: ocultar los horrores del régimen a cambio del sufrimiento de miles de mujeres y, en algunos casos, de niños y niñas separados de sus familias.

Los horrores expresados en las adopciones forzadas se enmarcan en la racionalidad que orienta Augusto Pinochet y Mónica Madariaga en el Plan Nacional para Menores de Edad (1978), de criminalizar la pobreza, promoviendo el desarraigo familiar de niños y niñas de sectores populares y junto con ello, la subjetividad y proyecto vital de ellos y ellas de desprotección frente el Estado, por consiguiente es el propio Estado quien vulnera y ejerce violencia sistemática a la infancia pobre.

A días de una nueva conmemoración de los 50 años del golpe de Estado y luego del anuncio por parte del ministro Cordero del Plan Nacional de Búsqueda de detenidos desaparecidos, cobra relevancia la búsqueda y esclarecimiento del destino de los 20 mil niños y niñas por parte del Estado, las y los cuales fueron arrebatados de su patria y utilizados como moneda de cambio con las que cómplices de la dictadura amasaron fortunas a costa de la angustia y el sufrimiento de las familias más pobres del país.

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