Aquellos que no recuerdan su historia están condenados a repetirla

A fines de agosto, los miembros de la comunidad de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) fuimos gratamente sorprendidos por la distinción con el Premio Nacional de Historia para César Ross, y el Premio Nacional de Ciencias Naturales para José Zagal. Estas adjudicaciones se suman a Julio Pinto, con el Premio Nacional De Historia 2016, y para la exacadémica de la institución Dora Altbir, con el Premio Nacional de Ciencias Exactas 2019(1).

Los premios nacionales en el actual formato parten en 1992, por lo cual tener a la fecha cuatro académicos galardonados, por sus investigaciones realizadas, apoyadas y generadas en la Usach, es un logro no menor. Aumentan la historia con la cual se verá nuestra institución por el país, más aun considerando que la Usach, como tal, se origina en un decreto de la dictadura en el año 1981. Este decreto disuelve una universidad nacional, la Universidad Técnica del Estado (UTE), dando autonomía o fusionando con otras instituciones a todas las sedes regionales. La UTE, por otra parte, se fundó en 1947, a partir de la fusión de escuelas de minas e institutos regionales y la Escuela de Artes y Oficios (EAO) de Santiago, la última fundada en 1849(2). Tanto el nacimiento de la UTE como su defunción dan cuenta de una historia que se repite en la historia.

La historia es relevante cuando analizamos el devenir de las instituciones, más aún cuando en las instituciones de educación ocurren intervenciones tan burdas como las que realizaron el dictador y sus civiles. Intervención que, a nivel económico y reglamentario, resultó en el nefasto actual sistema de financiamiento de educación, y la posibilidad de generar casi sin control instituciones superiores con más de 25 instituciones privadas "sin fines de lucro", solo en Santiago. A nivel humano, el problema fue mayor en las universidades del Estado, donde el lado más amable fueron las desvinculaciones e incluso prisión política, como se ejemplifica con lo ocurrido en 1973 al Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas de 2018, Romilio Espejo(3).

El caso de la UTE fue una reacción con odio, ese mismo 11 de septiembre -se forma incomprensible- se bombardeó la sede del gobierno universitario, la rectoría, marcando la ignominia que siguió con el asesinato del estudiante Gregorio Mímica en una sala de clases de la EAO. En ese día y los posteriores, se torturó y asesinó tanto en la universidad como en el ex Estadio Chile a muchos miembros de la comunidad, incluyendo a Víctor Jara(4). Como en todas las instituciones de educación, peligrosas para el régimen de facto, se produjo la destrucción de la academia, con la implementación de la inquisición inicialmente a manos de "rectores" militares y posteriormente académicos delegados. Ellos sumaron a su gobernanza a decanos y directores "de confianza" o "colaboradores", con todo lo que implica en su significado más oscuro y sin criterios de excelencia(5).

Esta intervención llevó a que muchos académicos tuvieran que autoexiliarse posterior al golpe, y muchos fueron recibidos en el extranjero gracias a que la comunidad científica internacional hizo un llamado a solidarizar con los científicos chilenos(6). La historia de las dictaduras y el impacto en la academia ligada a la Guerra Fría fue en toda Latinoamérica, siendo en Argentina un proceso anterior. En 1966, tras la noche de los bastones largos, muchos colegas investigadores de la Universidad de Buenos Aires no tuvieron más opción que renunciar a sus posiciones y respondieron a lo que se llamó una "fuga masiva de cerebros", un eufemismo para que exilio y autoexilio no sonara tan duro(7). Algunos de ellos aterrizaron en la UTE, en un Chile aun en democracia, estableciendo escuelas como la generada por Eduardo Lissi y otros grandes próceres. Eduardo es un referente y ha sido reconocido en innumerables ocasiones y por variadas instituciones, incluyendo su nombramiento como profesor emérito de nuestra misma casa de estudios(8) y con méritos más que de sobra, no fue postulado al Premio Nacional de Ciencias por nuestra institución y tampoco dejó su nacionalidad de nacimiento(9). La razón para no haberlo postulado y para no nacionalizarse está solo en el fuero íntimo de Eduardo y sus cercanos, en sus procesos, donde debe jugar un punto no menor su historia.

Entonces, la historia marca cómo y para dónde puede ir una persona y más aún, una institución. Nuestra institución, aún resiente los resabios y efectos de la dictadura, como dejó en evidencia la polémica reciente que generó un poco afortunado comercial de Canal 13 en el campus, con el uso de actores vestidos de militares(10). Desde de la indolencia, puede verse como una actitud exagerada, y aun no entienden por qué aún seguimos mirando el pasado, porque no damos vuelta la página, y reclaman desde su inhumanidad y ausencia total de empatía, que ya van más de 50 años.

Es más terrible aun que aquellos desde el partido del señor de apellido alemán, o del partido desde donde los alcaldes y alcaldesas han hecho desfalco, busquen liberar a quienes causaron tanto daño a civiles desarmados, los torturadores y asesino presentes en Punta Peuco. Es incomprensible que quienes no estaban de acuerdo con el modelo de la UP celebren los crímenes de lesa humanidad que siguieron a la dictadura e incluso los validen. Es inhumano. Es probable que quienes caen en esta validación no entiendan incluso que son los premios nacionales o si los entienden no comprendan que un premio nacional de hoy se debe a su pasado. Un pasado ligado a una historia en investigación, que los posicionó en lo que hoy son, un pasado que a otros les permitió generar escuelas y nos que privó de otros premios nacionales. Incluso es posible que algunos de estos personajes en una ignorancia por elección, además de ser de derecha, sean negacionistas de la ciencia, terraplanistas y creacionistas, porque la necedad siempre viene junta.

No podemos avanzar sin mirar la historia, y en esa historia queremos saber dónde están los que nos faltan, los que nos quitaron de esta historia, aquellos que se llevaron y que aún están desaparecidos, como Michelle Peña, estudiante detenida desaparecida con 8 meses de embarazo(11). Necesitamos saber de nuestro pasado, porque nos da las luces del futuro; y aun peor lleva a la reflexión citando una frase que se ha asociado a grandes próceres de la historia como Cicerón, Napoleón, Marx, Churchill, Santayana y otros: "Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo".

(1) Premio Nacional de Chile
(2) Historia | Universidad de Santiago de Chile 
(3) Romilio Espejo, Premio Nacional de Ciencia detenido en 1973: "La función del Estadio Nacional era aterrorizarnos"
(4) Colección 50 años UTE-USACH
(5) Libro Memorial de la Universidad Técnica del Estado y la Universidad de Santiago de Chile
(6) 50-cartas
(7) La Noche de los Bastones Largos: garrotazos en la "cueva de ratas marxistas" y la dramática fuga de cerebros
(8) Eduardo Lissi: Una semblanza
(9) ESTABLECE NORMAS SOBRE OTORGAMIENTO DE PREMIOS NACIONALES
(10) Polémica en USACH por spot de Canal 13 de "militares" en campus en vísperas de "11"
(11) Peña Herreros Michelle Marguerite

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