El 11 de de septiembre de 1973, junto con el quiebre de la democracia y la persecución de miles de personas, hubo quienes se volcaron a la tarea de organizarse para defender la vida de otros. Así nacen diversos organismos que defienden los derechos humanos durante la dictadura chilena, respondiendo a la urgencia de las distintas situaciones represivas que se vivían en el país, canalizando las denuncias y brindando acompañamiento profesional, pero sobre todo, humano y único frente un contexto tan adverso.
Desde el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos quisimos hacer un reconocimiento público a quienes trabajaron en distintos organismos de defensa de los derechos humanos en tiempos de dictadura. Con material de archivo de la época, la exposición “Defensa, promoción y denuncia. Organismos de derechos humanos 1973-1990”–recientemente inaugurada en el museo y que se podrá visitar hasta marzo de 2017- recrea lo que significó el trabajo diario de distintas instituciones como el Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad, FASIC, PIDEE, CODEPU, SERPAJ, entre otros organismos que defendieron la vida de miles de chilenos.
Dentro de la comprometida labor que realizaban los trabajadores de estos organismos, estaba la asistencia jurídica para defender la vida y libertad de las personas; los procedimientos relacionados con el exilio, asilo y retorno al país; la asistencia psicológica, social y física a quienes habían sido víctimas de tortura y apremios ilegítimos y a sus familias; atención de denuncias en contextos de protesta social y huelgas, entre muchas tareas que permitieron salvar a miles de chilenos.
Varios de estos organismos nacen y trabajan al alero de las iglesias, que son de las pocas instituciones que lograron mantenerse sin intervención directa de las fuerzas armadas. Sus trabajadores vivieron la persecución, la prisión, tortura y en algunos casos fueron objeto de muerte y desaparición.
Esta exposición-homenaje coincide con dos momentos actuales que valoramos para el campo de los derechos humanos: los archivos de la Vicaría de la Solidaridad han sido declarados como Monumento Nacional y se ha promulgado la ley que tipifica el delito de tortura.
Son acciones que nos motivan a persistir, a declarar nuestra permanente vocación de trabajo político y social por la plena vigencia de los derechos humanos, y a contribuir que las nuevas generaciones sean parte de una cultura diferente, comprometida con los derechos de todas y todos.
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