El fin de la pobreza y el bienestar social exigen un trabajo permanente y un compromiso férreo de los gobiernos, del mundo privado y de los países en su totalidad. Son temas pendientes que han estado en la agenda de trabajo de presidentes y candidatos, parlamentarios o en la hoja de ruta de organizaciones internacionales. En nuestro país también es una preocupación en niños y jóvenes, sectores de la población que cada vez más se manifiestan por lo que debe ser corregido de cara hacia el futuro.
Así lo demuestran los resultados del tercer proceso participativo “Yo opino, es mi derecho”, encuesta en la que, además, surgieron otras áreas críticas que deben ser abordadas con urgencia: la paz, la justicia y la salud.
Los resultados de este levantamiento, desarrollado por el Consejo Nacional de la Infancia, los ministerios de Educación y de Desarrollo Social, además del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la Unicef y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), fueron presentados recientemente por la presidenta Michelle Bachelet en Nueva York, en una actividad paralela a su participación en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ONU.
Además de la importancia intrínseca que representan en el desafío que tenemos como país, desde el punto de vista de la gestión de recursos y el diseño y promulgación de políticas públicas, estos hallazgos nos entregan nuevas distinciones que debemos observar con atención.
Hoy somos testigos de una sensibilidad profunda frente a temas críticos para nuestro desarrollo, ya que se caen los mitos respecto de generaciones poco comprometidas o indolentes y abrimos espacios para la reflexión y el diseño de iniciativas para mejorar nuestro diario vivir. Pocas veces habíamos tenido información tan valiosa como los que este estudio arroja.
Fueron más de 658 mil niños, entre cuatro y 18 años, quienes participaron en un proceso que hoy nos da luces sobre lo que debemos hacer como nación. La versión de este año, incluyó preguntas sobre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) consensuados por los países de la ONU en 2015 y que buscan trazar un camino de desarrollo mundial hacia la tercera década del Siglo 21.
Según la encuesta, el ODS más mencionado a lo largo de todas las edades fue el “Fin de la pobreza”.
En cuanto al segundo lugar éste está divido: los más pequeños ponen en este lugar la “Paz y Justicia”, objetivo que es el más priorizado en el grupo de estudiantes de establecimientos pagados. Por otro lado, los más grandes ponen en segundo lugar la “Salud y bienestar”, prioridad que en el grupo de estudiantes de Aysén llega a obtener el primer lugar.
Los estudiantes mayores le dan más importancia a la “Educación de calidad” que los más pequeños, dato que en los establecimientos pagados llega a ser la primera prioridad.
La “Igualdad de género” es un ODS que cobra mayor importancia en los grupos mayores, y en la que destacan los estudiantes de la región de Magallanes.
Estos resultados nos dejan con sentimientos encontrados. Por una parte, son un llamado de atención frente a problemas que, a pesar de los esfuerzos, no hemos sido capaces de resolver. Pero, por otra, con una esperanza concreta que, focalizando de manera efectiva y consciente las energías y los recursos, podamos generar esos cambios que nuestra sociedad necesita.
No podemos dejar pasar esta oportunidad para reflexionar sobre cómo, desde nuestros espacios de creación, aprendizaje e interacción con otros, también podemos contribuir en este desafío.
Éste debe ser nuestro compromiso con Chile y su gente.
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