El 10 de diciembre se cumplieron 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en un momento en que este debate es crítico, y la discusión sobre su consagración, realización e implementación se encuentra día a día en la primera plana de la agenda pública. Sin embargo, en este debate sobre derechos, muchas veces el derecho humano a la alimentación adecuada es pasado por alto, a pesar de que, sin una alimentación adecuada, derechos humanos como el derecho a la vida o el derecho a la salud se pueden ver afectados.
El derecho humano a la alimentación adecuada, reconocido en declaraciones y tratados internacionales de derechos humanos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos o el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, establece que toda persona tiene derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea mediante compra por dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a que pertenece el consumidor y garantice una vida síquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna.
En un mundo donde el precio de los alimentos saludables se encuentran al alza por distintas razones, donde el cambio climático conlleva eventos que inciden negativamente en la disponibilidad de alimentos, y donde los conflictos bélicos continúan afectando la cadena de producción y abastecimiento, la FAO considera esencial recordar que la alimentación adecuada es un derecho humano, reconocido transversalmente por países de todas las latitudes, los cuales deben trabajar, de diversas formas, para avanzar en su reconocimiento efectivo.
En Chile esta situación debiese ser prioritaria. Si bien históricamente se pensó el derecho a la alimentación como el derecho a estar libre de hambre, esta situación ha cambiado y hablamos del derecho a la alimentación adecuada no sólo para erradicar el hambre, sino para erradicar toda forma de malnutrición. De esta manera, si hablamos de 500 mil personas que padecen de hambre en Chile, también debemos referirnos al 8,8% de niñas y niños menores de cinco años que sufren de sobrepeso, al 28% de la población adulta que sufre de obesidad, y también mencionar que uno de cada dos estudiantes del sistema público escolar padece el sobrepeso o de obesidad, cifras que deben motivarnos a combatir esta situación.
Chile está en un momento propicio para avanzar en ello. El proceso constitucional visibilizó la relevancia del derecho a la alimentación adecuada, y a pesar de no quedar consagrado en la propuesta constitucional, hubo un acuerdo bastante transversal en la relevancia de explicitar el reconocimiento de este derecho. Asimismo, Chile está avanzando en diversas políticas públicas que buscan realizar el derecho a la alimentación adecuada, desde el fortalecimiento de los programas de alimentación escolar, hasta iniciativas como los ecomercados solidarios, que involucran a los diversos niveles de gobierno para lograr que todas y todos accedan a alimentos saludables.
Para que el país continúe esta senda, desde FAO instamos a retomar la inclusión del derecho a la alimentación adecuada como un punto central en la agenda pública, que nos impulse a potenciar y profundizar estos avances.
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