Tengo una sensación amarga…
El 1º de octubre fue el día Internacional del Adulto Mayor y lamentablemente pasó sin pena ni gloria en nuestro país. Estoy consciente de que en esa misma fecha se daría a conocer el veredicto de la demanda marítima hacia nuestro país en la Corte de La Haya, pero aun así, me molestó que no se haya hecho nada por festejar el día con una buena noticia para los de la tercera edad, una noticia que podía traducirse en beneficios económicos, de salud, o de pensiones, pero no, simplemente no pasó nada.
Dicen que nunca entendemos bien ciertas situaciones hasta que nos toca vivirlas en carne propia, y déjenme decirles que tienen la razón, por eso, me afecta este tema.
Muchos hablan sobre lo difícil que es ser viejo y más aún en nuestro país, donde es casi un “castigo” si no se tienen las condiciones o el apoyo familiar para poder sobrellevar esta etapa.
Algunos me han increpando diciendo que no puedo opinar sobre este tema porque tengo una “realidad” diferente, pero no por eso me va a dar lo mismo.
Quizás por eso se han dado estos problemas, porque ha faltado humanidad, ha faltado compromiso, respeto y preocupación. Y ojo, que con esto no sólo hablo de la falta de políticas sociales, porque muchas veces, las familias abandonan a sus seres cuando más los necesitan y pucha que debe ser triste pasar nuestros últimos días solos.
Pero bueno, volviendo al tema de la injusticia, no logro entender cómo no somos capaces de generar condiciones que ayuden a los mayores, en vez de complicarles una etapa que de por sí sola es muy difícil.
No sé si ustedes lo sabían, pero hace poco supe que el salario mínimo para los mayores de 65 años es un 24% menor que el del resto, es decir, reciben $214.999 ¿Cómo no me va a dar rabia? Si ya las pensiones son bajas, nos castigan con los planes de Isapre, los medicamentos tienen un costo elevado, les suben las contribuciones a sus propiedades, algunos deben seguir trabajando para complementar sus ingresos y más encima les pagan menos.
He conversado y analizado esta situación y NADIE ha logrado darme una buena respuesta. Ni economistas, ni políticos, ni empresarios etc.
Para mí, esto no tiene explicación, sólo es el reflejo de un sistema que no se pone en los zapatos del otro, un sistema que muchas veces te quita dignidad.
No me interesa que me lo expliquen con cifras o índices económicos, porque como he dicho en otras ocasiones, hay sectores que solo sirven para el manoseo en los discursos, para mí lo que vale son políticas que reviertan esta realidad.
Por eso me amargo, porque siento que nos han dejado caminando solos, siento que nos han quitado el bastón.
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