El movimiento Black Lives Matter es continuador de una larga tradición de luchas civiles por lograr el respeto de los derechos constitucionales para los negros. Hay varios hitos, en esa historia, pero detengámonos en 1966, cuando Huey Newton y Bobby Seale redactan el “Programa en Diez Puntos”, que será la base del partido Pantera Negra, por ellos fundado. Uno de esos puntos era: “queremos el fin inmediato de las brutalidades de la policía”. Para ello deciden constituir “grupos de autodefensa negros destinados a defender la comunidad negra”.
Más adelante agregan, citando la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables”.
En otros de sus puntos reclaman la entrega de tierras prometidas tras la Guerra de Secesión, lo que nunca tuvo lugar y será la base de la pobreza negra tras el fin de la esclavitud. Los Pantera Negra se volverán famosos por portar armas, era legal hacerlo en California, y estar presentes con ellas cuando desde la misma comunidad surjan denuncias contra la brutalidad policial.
En nombre de la igualdad de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, los Panteras Negras asumirán una postura “socialista” y “tercer mundista”.
A pesar de su lenguaje “revolucionario”, el movimiento tenía aspectos que siguen vigentes y son de interés dentro y fuera de ese país.
Programas comunitarios de salud (no había médicos negros y no todos los médicos blancos atendían a negros), escuelas con profesores que no desprecien o ignoren la historia negra, aplicación de los derechos constitucionales sin discriminación, una policía que no los trate con violencia como primera aproximación, juicios justos.
A pesar de las oscilaciones de Newton, su paso por una celda de tortura en aislamiento y oscuridad totales le dejó secuelas sicológicas, Newton rompió con Eldridge Cleaver, quien era partidario de ataques directamente violentos contra la policía.
Los Pantera Negra fueron partidarios de un socialismo semi marxista, tercermundista, en boga a fines de 1960, no ajeno al que fue tan decisivo en la historia chilena de entonces. Sin embargo, el programa de los Pantera Negra era tal vez más “revolucionario” por su exigencia de aplicación universal de la igualdad que reivindican los signatarios de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos que por proximidad con otros movimientos de izquierda.
Asediados por un programa de anti propaganda y desinformación financiado por el FBI fuera de toda norma legal, serán aislados y algunos de ellos asesinados. La comisión Church del Senado de los Estados Unidos, la misma que investigó la intervención de la CIA en Chile, declaró ilegales las actividades del FBI contra los Pantera Negra.
El ataque policial y el cambio del mundo a fines de la década de 1970 quitaron relevancia política a ese movimiento.
En Chile y otros países, la igualdad legal ha sido criticada por ser una norma puramente formal y mantenedora de desigualdades sociales.
Es cierto que la sola igualdad legal puede ser compatible con ellas e incluso incentivarlas. El desprestigio de la igualdad legal no tiene por causa la exigencia de la norma de igualdad, sino, al contrario, el hecho de que se la burle continuamente.
Conocemos de cerca demasiados casos en educación, salud, acceso al trabajo y muchos más donde la igualdad legal carece de aplicación.
¿Cuántos concursos para proveer cargos en el Estado están arreglados entre amigos, incluso en las universidades?
¿Cuántos empleos son inaccesibles porque se prefiere a quien estudió en el colegio del dueño de la empresa en lugar de un liceano más competente?
¿Cuántas veces la policía ha actuado suponiendo la culpabilidad de una etnia minoritaria o inventando pruebas en contra de sus miembros?
Si la igualdad legal y la no discriminación, que es una consecuencia de la primera, se aplican en plenitud, es decir, si se vuelven reales en cada pequeña decisión privada o pública, la igualdad de oportunidades se volvería real.
Entonces tendríamos en Chile una revolución completa y pacífica, con incalculables beneficios.
Black Lives Matter no es sólo un movimiento gringo, ni sólo negro.
Black Lives Matter tiene valores que podemos reconocer como válidos también para nuestro país.
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