Hay señales inequívocas que Chile está perdiendo de manera sistemática la "competitividad minera", y con ello el liderazgo en la región, la primera señal corresponde a los reiterados cambios en las reglas del juego como lo son las reformas tributarias, reformas laborales, aumento de la carga tributaria, reforma del sistema de pensiones, huelgas, eliminación del DL 600 en vez de perfeccionarlo, nuevas elecciones presidenciales, asamblea constituyente, y ahora se agrega una nueva Constitución para la República que genera no sólo incertidumbre, sino temor en lo que podría resultar, ahuyentando a los inversionistas y con ello el desarrollo que Chile necesita para sus obras sociales.
La segunda señal tiene que ver con la estabilidad política del país que genera baja competitividad, el estallido social, protestas, conflicto en La Araucanía, aumento de la delincuencia e inseguridad, entre otras, que también afectan no solo la imagen país, sino que impactan en la competitividad.
Algunas compañías multinacionales ya han anunciado el traslado de algunas áreas de su negocio a países que les dan mayor estabilidad.
Es importante que aquellos que tienen en sus manos cambiar el destino del sector minero, a través de diversos proyectos que están tratándose en el Congreso Nacional, consideren la importancia que tiene esta actividad para Chile; desde la imagen país, el aporte que realiza a las arcas fiscales, la generación de empleo, la creación e introducción de nuevas tecnologías, gracias en buena parte al sector minero 2,5 millones de chilenos dejaron de ser pobres al año 2019 antes de pandemia, eso significa que algo se está haciendo bien.
La tercera señal tiene que ver con las políticas públicas, éstas pueden ser favorables o desfavorables en los "natural costs" que se relacionan directamente con los "natural competitiviness", hay países que tienen un gran distrito minero natural como potencial geológico y minero, pero por la ausencia de políticas públicas hacen que no fluya adecuadamente la inversión en exploración geológica en el país, hace más de 10 años que Chile no tiene nuevos proyectos, y el país está estancada hace un década, sin poder superar los 6 millones de tpa (toneladas por año) de cobre fino, esto es preocupante.
La cuarta señal corresponde a la pérdida del atractivo para invertir como país según la encuesta anual a compañías mineras y de exploración desarrollada por el Instituto Fraser que fue publicada en junio del año 2020, marcado por la pandemia y huelgas. Debemos recordar que en el año 2003 Chile lideró el ranking obteniendo el primer puesto, en el 2005 cayó al cuarto puesto cuando se consolidó la discusión del impuesto específico para la minería, más conocida como royalty. Ahora vuelve a caer del lugar 17 al 30 entre 77 participantes del ranking: alcanzó 72 puntos. Esto ya es alarmante pues desde el 2003 sigue descendiendo y no hay un plan o política pública para al menos contener o fomentar y volver a los primeros lugares, esto significó la pérdida del liderato de la región, quedando Argentina y Colombia mejor posicionados que Chile por primera vez en la historia del ranking. Este índice tiene dos componentes como puntaje aditivo:
- El índice de potencial minero (60%)
- El índice de percepción de políticas públicas (40%), el cual mide los impactos de políticas gubernamentales sobre las actitudes, fomento a la inversión en exploración, aquí falta mucho por hacer.
En ambos índices Chile está al debe por la ausencia de políticas públicas inteligentes, modernas y con visión país.
La quinta señal corresponde a las leyes mal diseñadas o mal estudiadas que afectan la competitividad, como es la ley de glaciares y la ley del nuevo royalty, que a nuestro juicio se debe estudiar más en profundidad con todos los actores relevantes de la Industria. Si la ley de glaciares se aprueba como ha sido presentada, Chile dejaría de producir 1 millón de toneladas al año de cobre fino por la paralización de faenas cercanas a glaciares, y la ley del royalty la consideramos perversa por no considerar todas las variables en juego. La Cámara Minera de Chile propone estudiarla en su completitud toda la carga, sin compararse con otros países que tienen otras realidades tecnológicas. Así como vamos no solo perdemos liderazgo regional sino la imagen que como país minero se ha ganado con mucho esfuerzo.
Hemos indicado que estamos de acuerdo en que se deben revisar los impuestos que las compañías mineras deben pagar por extraer recursos naturales no renovables, con estas nuevas realidades geo minero metalúrgico, con leyes muy bajas, rocas cada vez más duras y complejas, yacimientos más profundos, y un costo de capital cada vez más caro, se nos acaban los recursos de cobre oxidado, que fue un aporte en la mayor producción de cobre; sin embargo, insistimos que se deben considerar todos los aspectos tales como los precios subyacentes que son cíclicos, buscar el equilibrio entre lo que debe percibir el Estado por la extracción de los recursos y la rentabilidad económica de las empresas mineras en un perfecto equilibrio socio económico y desarrollo sustentable, ese es el desafío que proponemos.
La sexta señal tiene que ver con la miopía intelectual de las autoridades de turno de sólo vender materias primas, dejando muchos minerales contenidos en los concentrados al comprador que las transforma y recupera gratis, es imperativo que la industria minera debe dar el paso hacia la industrialización de sus riquezas minerales, con ella generará más empleos de calidad, aumentará las aldeas científicas de I&D, y generará mayores divisas para el país, sustitución de importaciones entre otras ventajas. Del mismo modo debe volver a replicar un plan nacional de exploración geológica a nivel de todas las regiones a fin de conocer bien cada mineral y priorizarlos.
La comunidad y sociedad en general adolece a la falta de información del quehacer de la industria, y la importancia para el país, allí hay una tarea urgente y pendiente
Séptima señal, o la certeza o seguridad jurídica, por todo lo señalado anteriormente es claro que está en juego la certeza jurídica y tributaria del país, una de las variables más importantes que evalúan los inversionistas antes de invertir en los proyectos y prospectos en un país, lo que es claro que Chile está dejando de ser un país atractivo como distrito minero siendo reemplazado por países como Perú, Colombia, Argentina México, y Ecuador, mientras tanto nuestras autoridades siguen pensando a la minería como vaca lechera, pero a la vaca se le está acabando la leche ante la displicencia de todos los sectores.
La poca seguridad jurídica ante el potencial cambio de las reglas genera alta incertidumbre; lo que se suma a todos los hechos indicados anteriormente, a los que hay que sumar la poca información referida a la exploración minera; la judicialización de proyectos, conflictos con las comunidades y paralizaciones de proyectos por incumplimientos ambientales; el cierre de la Mina Invierno un caso épico en la historia de la minería; el bajo incentivo para los inversionistas. En definitiva, si cambian las reglas podría estar en juego la seguridad jurídica que es un principio fundamental del Derecho, y se expresa cuando el individuo o empresa como sujeto activo y pasivo de relaciones sociales, sabiendo y debiendo saber cuáles son las normas jurídicas vigentes, tiene fundamentadas expectativas que ellas se cumplan", la certeza jurídica nos define como un país serio y nos sacará de este estancamiento en las inversiones.
Hacemos un llamado a las autoridades, al mundo político, a los empresarios a deponer actitudes personales y poner el futuro del país como el sueño de hacer un país justo equitativo inclusivo, seguro, confiable y sobre todo sustentable, teniendo como motor de la reactivación a la minería.
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