Una vez más, José Pepe Mujica fue noticia en Chile. Esta vez, por haber señalado en un acto público, que su país no quiere ser como el nuestro y que ojala algún día, Chile pueda repartir sus recursos como se reparten en Uruguay; todo, en el marco de las próximas elecciones presidenciales que se disputan entre Daniel Martinez, candidato de su coalición, Luis Alberto Lacalle Poe, del Partido Blanco y Ernesto Talvi, candidato liberal del Partido Colorado, que durante toda su campaña ha mencionado a Chile como un “modelo a seguir” por su robusta economía y por haber, según él, conquistado el mercado mundial del agro.
En el acto, Mujica instó a sus militantes a "tener memoria" y no olvidar que el sistema chileno solo promueve desigualdad. ¡Cuánta claridad, el Pepe!
Gran parte de los problemas de los países encuentran su fundamento en la ignorancia y en la tolerancia ciudadana. Varias cosas se me vienen a la cabeza: la alianza viciada entre Empresarios y Estado. El caso Odebrecht y su “departamento de gestiones estratégicas”, que con un nombre pomposo y elocuente pretendía disimular su único objeto: maquillar coimas y fortalecer a través de ellas sus vínculos políticos.
Pienso, por ejemplo, en el ex Ministro de Obras Públicas de Chile, economista de la Pontificia Universidad Católica, Master en economía de la Universidad de Chicago y cotizado director de varias empresas privadas: constructora Besalco, grupo Mall Plaza y la generadora de electricidad Endesa.
Pienso en el presidente de Chile, en el Estado de Chile, un “Estado Management”, reducido y sometido a la voluntad de unos pocos millonarios.
Pienso en la desaparición de la clase media; en mi generación: plutofílicos y aporofóbicos.
Pienso en “Juan el Carpintero”, quien según el poema de Pablo De Rokha, odió, odió al peón canalla, vil y utilitario. Pienso en nuestra responsabilidad, la de votante dormido, (peón vil y utilitario) que presupone que un empresario/político piensa en el interés público a la hora de tomar una decisión determinante.
Pienso en los efectos miserables que ese triunfo acarreó y cuando digo triunfo, me refiero a la pasividad ciudadana frente al nuevo - ahora viejo, pero vigente - modelo político económico impuesto durante la dictadura por un grupo de economistas de la Universidad de Chicago.
El modelo neoliberal a la chilena que garantiza bienestar sólo a los que se encuentran en situación de privilegio y poder, y cuando pienso en la Universidad de Chicago, ¿cómo no pensar en el discurso del colorado, Ernesto Talvi? Doctor en economía de esa flamante casa de estudios, autodenominado Batllista, candidato a la presidencia del Uruguay y público admirador del sistema económico chileno quien busca a toda costa implementarlo en el país celeste.
¿Quién le dijo a Talvi, que un productor de frutas chileno “vive bárbaro”?
Me gustaría decirle que en Chile nadie vive bárbaro o al menos no los productores de fruta. Salvo que, como productores de frutas se refiera a las grandes empresas dueñas del agua y del negocio agrícola; indiscutibles responsables de la crisis hídrica que viven algunas regiones de Chile, y que sí, efectivamente han conquistado el 86% del mercado mundial.
Pero no, que no se confunda, los conquistadores del 86% del mercado mundial, como dice, no son los chilenos… los chilenos sólo hemos conquistado deudas, desigualdad, ignorancia, esclavitud, sequía y una reputación de Jaguar Latinoamericano que nos auto complace.
Me alegra que ponga el ejemplo de la agro exportación sobre la mesa, porque es perfecto para entender lo mal que funciona el libre mercado en países como Chile y cómo este negocio en particular, contribuye con la desigualdad social y con la pésima distribución de la riqueza.
Me cuesta creer que el señor Talvi no sepa quiénes son los famosos “agricultores chilenos que viven bárbaro”: le adelanto que los únicos agro-trabajadores que viven bárbaro, son los dueños del agua.
Ricos y poderosos dueños del agua que controlan la vida, propiedad y ganado de los pequeños agricultores locales y por qué no decirlo, de todos los chilenos.
Permítame suponer que el Doctor en Economía de la Universidad de Chicago no sabe que Chile es el séptimo país con mayor índice de desigualdad del mundo.
Difícil creer que el Doctor no sepa que el modelo económico chileno impuesto en la dictadura y tolerado por los gobiernos venideros, no es ejemplo de nada.
No sólo depositó en manos de privados el negocio de la educación, de la salud, y de las pensiones, sino que además permitió a pocas compañías agro industriales, constituirse titulares de derechos de agua. Sí, de ese bien escaso y esencial para la vida de todos los hombres.
Tristemente célebre es el caso de la palta chilena y de las consecuencias socio-ambientales que su sobreexplotación ha tenido en la comuna de Petorca, una de las zonas más azotadas del país por la escasez hídrica y la falta de agua potable. Ahí, grandes empresarios agro exportadores se hicieron del agua de la zona.
Insisto, los chilenos no hemos conquistado nada, salvo migajas y sequía. En síntesis, sin poder y privilegios, no se conquista nada, ningún mercado.
En conclusión, el ejemplo sobre el posicionamiento de los productores agrícolas chilenos en el mercado internacional, es nefasto; salvo que con el, el candidato Colorado busque legitimar la protección de los intereses de unos pocos privilegiados y en consecuencia, la desigualdad social, el abuso, y la vulneración sostenida de derechos fundamentales de los ciudadanos. En Chile el 95.8% del agua pertenece a empresas privadas.
Claro, el Estado debe garantizar al empresario una híper-rentabilidad y bueno, qué mejor garantía que entregarles el dominio del agua, así el empresario garantiza trabajo (precario), el Estado se resta de una obligación, los productores locales viven de migajas, los agro exportadores dueños del agua conquistan el mercado internacional y Ernesto Talvi nos pone de ejemplo durante el periodo de campaña: todos ganamos.
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