En medio de un contexto de transformaciones sociales y económicas, la negociación ramal surge como una necesidad fundamental para Chile. Lamentablemente, hemos sido testigos de la decisión de algunas organizaciones empresariales de restarse del diálogo y emprender un discurso que busca desacreditar este modelo de negociación de multinivel ante la opinión pública. Este enfoque no solo es perjudicial para las y los trabajadores, sino que también ignora los beneficios comprobados que la negociación ramal ofrece a la economía, las relaciones laborales y la sociedad chilena.
La negociación ramal, que es parte de la lucha histórica de la CUT desde su eliminación por el plan laboral de 1978, no es un concepto nuevo, es un modelo que está implementado en diversos países y ha demostrado ser un mecanismo eficaz para establecer garantías mínimas laborales, reducir la competencia desleal y establecer reglas claras en sectores específicos, tanto en salarios como en condiciones laborales.
En análisis realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre más de 60 ejemplos a nivel mundial, destaca como este modelo contribuye a evitar la explotación laboral y la reducción de costos afectando los derechos de las y los trabajadores. También podemos ver en los estudios de la Dirección del Trabajo, que los 16 países más productivos de la OCDE tienen implementada la negociación ramal, lo cual ha generado un impacto en la reducción de la informalidad y estabilidad laboral.
Al involucrar a los trabajadores y empleadores en un diálogo permanente a nivel sectorial, la negociación ramal fortalece la cohesión social y promueve un sentido de solidaridad y responsabilidad en el mundo del trabajo. Esta práctica facilita la implementación de políticas públicas de manera más homogénea y coherente en todos los sectores productivos del país, en lugar de enfrentarse a una multiplicidad de regulaciones dispersas. Así, tanto el sector empresarial como las y los trabajadores, encuentran en la negociación ramal un marco claro y que disminuyan la conflictividad y entreguen pisos mínimos para la negociación a nivel de empresa, fortaleciendo las relaciones laborales y el empleo.
Además, es importante resaltar que la negociación ramal no es enemiga de las pymes, como algunos sectores sugieren. La negociación ramal ofrece la formalización de un circulo virtuoso para las pymes, las cuales se posicionan en un escenario laboral más estable, permitiéndoles enfocarse en el desarrollo de su negocio y hacerlos más competitivos, construyendo mejores condiciones laborales para sus trabajadores y trabajadoras.
Llamamos al empresariado, a dejar las trincheras ideológicas y las descalificaciones de su contraparte que es la central más representativa del país, y asumir la actitud patriótica, que deben tener las organizaciones gremiales de los empresarios, con el diálogo tripartito en esta materia y otras, que le den certezas al país, de la disposición de ser parte de los debates que le hacen falta a la gran mayoría de los chilenos y no chantajear al país, con la decisión de invertir y generar más empleo.
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