Reindustrializar para transformar Chile: una urgencia nacional

Hace unas semanas, la Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric nos dejó con un sabor amargo a quienes hemos levantado por décadas la bandera de la reindustrialización como eje estratégico de un nuevo modelo de desarrollo. Nuevamente la palabra "industria" brilló por su ausencia. Y lo que es más grave: las y los trabajadores del sector industrial volvimos a quedar fuera del mapa de prioridades de este gobierno, que presentaba el compromiso con cambios estructurales a nuestra matriz de desarrollo para dejar atrás la dependencia del extractivismo y avanzar hacia una economía con valor agregado, empleo digno y sustentabilidad.

El nuevo escenario internacional nos obliga a pensar cómo pasar de meros exportadores de materias primas a ser reconocidos por nuestros productos elaborados.

Desde Industrial Chile-Constramet hemos sido insistentes: Chile necesita con urgencia una política nacional de reindustrialización. Esto no solo se enmarca en producir más, sino que significa cambiar la forma en que producimos y para quién producimos. No podemos depender más de la exportación de materias primas sin procesar mientras importamos los productos con valor agregado. Eso no es desarrollo, es subordinación económica.

Además reindustrializar el país y cambiar el modelo de desarrollo es un avance en las condiciones laborales de las y los trabajadores, con mejores estándares de calidad del empleo, mejores condiciones de seguridad para las y los trabajadores y con garantías para tener mejores condiciones de vida.

En Chile, la industria nacional está en retroceso, y con ella retroceden los derechos laborales, la capacidad de innovación, y la posibilidad real de construir una economía que respete el trabajo y el medioambiente. Reindustrializar Chile no es una consigna vacía: es una estrategia concreta para diversificar nuestra matriz productiva, generar empleos con protección social, y formar trabajadoras y trabajadores calificados que aporten al crecimiento con justicia.

Impulsar un nuevo modelo de desarrollo significa invertir en tecnología, en capacitación, en innovación, pero también -y ante todo- en mejores condiciones laborales. La precarización del trabajo, los bajos salarios y la subcontratación no pueden seguir siendo parte del paisaje industrial. La industria que queremos construir necesita sindicatos fuertes, verdadero diálogo social, y un Estado que impulse políticas productivas con participación de las y los trabajadores.

Chile tiene potencial. Tiene recursos naturales, talento humano, infraestructura y un movimiento sindical dispuesto a empujar esta transformación. Pero nos falta voluntad política y una visión de país que ponga al trabajo en el centro. Esa es la tarea pendiente que la cuenta pública no abordó con la profundidad que exige el momento histórico que vivimos.

Desde Industrial Chile Constramet y la CUT somos enfáticos en decir que la reindustrialización no es una opción, es una necesidad estructural para el futuro del país. Y como trabajadores de la industria no vamos a renunciar a esta demanda y seguiremos articulando el impulso para incidir en el urgente cambio de rumbo económico de Chile.

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