Los recursos minerales son cada vez más escasos. Este fenómeno obedece a la intensa presión ejercida por la industria de la electromovilidad, por las energías renovables y por la industria armamentista, y a los hábitos de consumo humano.
Buena parte de los ingresos fiscales de los países de América Latina provienen de la renta que se genera en la explotación de recursos naturales no renovables, y una deficiente aplicación del marco legal tributario.
Hoy la minería está enfrentando una serie de ataques desproporcionados y hasta injustos por el rol e importancia que tiene en la economía del país. Los ataques y acusaciones de algunos economistas son: es extractiva y no aporta gran valor, que consume toda el agua, que es sucia y que va en contra del medio ambiente. Varios proyectos mineros han sido rechazados a pesar de que la opinión técnica fue favorable, por la opinión política del consejo de ministros. Eso genera incertidumbre en la certeza jurídica y para el inversionista inquietud. ¿Pero cuál es la verdad? Creo que la industria minera cumple a cabalidad las normas y leyes vigentes, entonces estamos matando la gallina de los huevos de oro.
La gran pregunta que hace la economía minera es ¿cómo lograr una óptima recaudación fiscal del Estado en la renta proveniente de las industrias extractivas de recursos naturales no renovables? La respuesta está en la aplicación inteligente de los gobiernos del típico binomio política fiscal versus recursos naturales no renovables.
Pero ahora la minería chilena enfrenta el dilema perverso de "sacrificar el desarrollo socio económico del país, versus aplicar los impuestos desmedidos y destemplados", lo he dicho en varias de mis columnas, esto trae una menor competitividad, menor inversión, incertidumbre, desconfianza en la certeza jurídica y eso termina con la huida de inversionistas a otros ecosistemas mineros que ofrezcan mayores garantías y confianza.
Un Estado pobre que quiere administrar todas las riquezas no es el camino, el éxito alcanzado en el desarrollo económico ha sido la alianza publico privado. ¿Pero cuáles son los grandes problemas relacionados?
Analicemos caso del royalty, por un lado, está el deseo de que el Estado demanda mayor recaudación fiscal por la explotación de recursos no renovables y, para ello, propone una estructura tributaria compleja única en el mundo con la aplicación de 3 cargas tributarias adicionales:
Y, por otro lado, está la demanda de las empresas privadas que piden una rentabilidad justa, producto de la explotación y procesamiento de los minerales que requieren altas sumas de inversión y altos costos de operación para exportar productos semielaborados, pero, ¿cuál es la solución?
El Depletion o factor de agotamiento de los recursos naturales es un criterio que muchos países con políticas públicas inteligentes aplican, y es una discusión que sale a flote siempre cuando el precio de los metales tiene ciclos y contra ciclos de precios altos y las rentabilidades también suben lo que origina un mayor apetito de los gobiernos de exigir más recaudación justa y origina un desequilibrio entre la distribución de las rentabilidades generadas por las compañías.
Un buen modelo de royalty es aquel que busca el punto de equilibrio en el cual se maximiza la recaudación fiscal para el Estado y por otro lado asegurar una rentabilidad justa para el privado, ¿cómo se logra? Empleando solo una variable de royalty que garantice esta ecuación económica empresarial pudiendo emplear la regla de Hotelling o similar, o hacer un modelo de simulación incremental para buscar ese punto de equilibrio, el resto son discusiones estériles.
El nuevo proyecto de royalty dejaría a Chile con una tasa efectiva mucho más alta que la de sus países competidores más cercanos como Perú, China, entre otros.
No es recomendable compararse con otros países cuyas realidades en aspectos culturales, tecnológicos, y sobre todo de yacimientos, son distintas a las que existen en Chile. En Perú y Ecuador, por ejemplo, la mayoría de los yacimientos son polimetálicos de altas leyes, eso hace una gran ventaja en contra de Chile solo mono productor de cobre y algunos subproductos. Aplicar un royalty ad-valorem no tiene el mismo impacto como en Chile, pues el concepto de ley equivalente que lo dan los 4 o 5 minerales de alta ley -ejemplo Cu, Au, Ag, Zn, Pb- es muy distinto a la ley equivalente en Chile -solo Cu y subproducto Mo-. Basta de buscar y copiar modelos foráneos que no representan la realidad chilena.
Algunas reflexiones técnicas royalty ad-valorem
La minería chilena aporta importantes ingresos fiscales, los que podrían mejorarse sobre la base a los modelos aquí planteados, al mismo tiempo este quedan supeditados al agotamiento físico de las reservas y a la volatilidad de los precios internacionales.
Se requiere una inversión inicial es bastante elevada (costos hundidos), y además un largo período de producción antes de ser recuperada; enfrenta un elevado riesgo, siempre presente como la incertidumbre de las leyes y comportamiento metalúrgica de la mena y altas durezas del mineral.
Hago un llamado a las autoridades y a los legisladores a ser cautos y mirar el bien superior del país, para cuidar lo bueno y mejorar algunas cosas como la distribución, pero no condicionar el futuro de todo un país, que aún depende de la minería, industrializar las riquezas naturales agregando mayor valor por el bien de todos y un futuro esplendor.
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