160 años de la Educación Parvularia pública

En este mes de octubre, en el que nos encontramos conmemorando los 160 años de la Educación Parvularia pública, es importante reflexionar sobre nuestra historia, logros y los desafíos que aún debemos enfrentar para seguir fortaleciendo el primer nivel educativo, el que para muchas niñas y niños marca el inicio de la trayectoria educativa donde se resguarda y promueve su bienestar, aprendizajes y desarrollo integral.

La Educación Parvularia pública está presente en el corazón de quienes habitan los territorios de Chile, donde somos millones quienes recordamos y vivimos las memorias surgidas desde las salas cuna, jardines infantiles y escuelas. Este nivel educativo se constituye como un patrimonio de nuestro país; por eso, nos inspira abordar nuestra historia y, desde allí, seguir impulsando una educación de calidad desde una mirada respetuosa de las niñas y niños, quienes son una categoría social vívida, presente y que cada día ejerce una ciudadanía activa. Para ello, quienes trabajamos con las y los ciudadanos en su primera etapa educativa, debemos continuar asegurando espacios y estrategias para escucharlos y hacerlos protagonistas de las decisiones que les afectan.

Las niñas y niños no son hipótesis del mundo adulto, sino personas que desde sus primeros años van reconociendo y valorando su identidad y cultura, estableciendo vínculos, y expresando sus opiniones y mirada del mundo que van explorando y descubriendo. La ciudadanía se aprende y se ejerce desde la niñez, lo que contribuye al reconocimiento del sí mismo/a como actor clave de los territorios y comunidades.

Para ejercer esa ciudadanía es clave una asistencia de todos los días a los jardines infantiles y escuelas. Por eso, es una gran noticia que, durante el primer semestre de 2024, la Educación Parvularia pública haya experimentado un alza significativa en los niveles de asistencia, en comparación al año anterior; esto, además, especialmente durante junio y julio, meses que históricamente han tenido una menor asistencia debido a factores estacionales. Es mediante la participación cotidiana desde el juego como un derecho y una herramienta clave del nivel, que niñas y niños exploran, experimentan, se reconocen, dialogan y aprenden a resolver sus conflictos de manera libre, creativa y pacífica.

Esto es fruto del compromiso de todas y todos y, especialmente, de comunidades educativas comprometidas con mejorar la asistencia y revinculación de las niñas, niños y familias. Son las comunidades quienes representan los principios pedagógicos de la educación inicial, y las protagonistas de estos 160 años, que proyectamos para continuar avanzando en una mayor valoración social del trabajo profesional, especializado y dedicado, que se realiza desde los primeros años de vida.

Celebremos este hito que reconoce a la Educación Parvularia como un bien colectivo que debemos continuar fortaleciendo, pues mientras más niñas y niños acceden a una educación de calidad, hacemos de Chile un país más justo, inclusivo y democrático para todas y todos.

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