En este tiempo en que nos encontramos con un gradual regreso a clases existe, sin duda, la tendencia a relevar la recuperación de contenidos que refuercen la pérdida de aprendizaje, sin distinguir necesariamente los requerimientos fundamentales de cada etapa de desarrollo.
Los primeros estudios en educación preescolar han dado cuenta que, junto al rezago cognitivo, existen importantes cambios negativos en cuanto al desarrollo de las habilidades socioemocionales. Si analizamos la evidencia que aportan estudios en la materia, se observa que el desarrollo de habilidades socioemocionales aporta a la plasticidad cerebral y cognitiva, siendo un factor relevante para el desempeño académico futuro.
Es claramente una simbiosis necesaria para el aprendizaje contar con herramientas que permitan que los niños/as entiendan y regulen sus emociones, sientan y desarrollen empatía por los demás, resuelvan conflictos y tomen decisiones responsables y adecuadas, todo ello es fundamental para facilitar la adquisición de destrezas y conocimientos. Desde el año 2017 la Fundación San Carlos de Maipo ha trabajado con el programa I Can Problem Solve para nivel preescolar, donde la filosofía del programa es enseñarles a los niños/as "cómo pensar y no qué pensar". La evidencia internacional es muy sólida, incluso -localmente- ya ha demostrado cambios importantes en las funciones ejecutivas de los participantes del programa.
La Fundación de la Sociedad de Canal de Maipo ha impulsado la prevención social a través de programas con evidencia conscientes del impacto a largo plazo. Sólo los efectos de la exclusión escolar le cuestan al país a valor presente cerca de 6,4% del PIB, por ello invertir tempranamente en primera infancia, desarrollando las habilidades socioemocionales, es altamente rentable socialmente, toda vez que actúa como factor protector frente a conductas problemáticas tales como el abandono escolar.
Los efectos de la pandemia han sido de distinta forma para cada etapa, pero sin duda hay algunos aspectos que golpean transversalmente como la salud mental y emocional. Urge incorporar dispositivos de largo aliento, que anticipen los factores de riesgo y se sitúen a la base del desarrollo para definir trayectorias positivas hacia una adultez que les permita conseguir el máximo potencial de bienestar
Es una oportunidad para fortalecer políticas públicas como "Chile Crece Contigo" e incorporar una oferta programática de calidad y con evidencia en el espacio local, desde el marco de las acciones preventivas de la Subsecretaría de la Infancia establecidas en el proyecto de protección integral a la infancia.
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