Education at a Glance 2025: un nuevo llamado de atención

Todos los años, la OCDE emite un informe que detalla el estado global de la educación: Education at a Glance. Recientemente, se publicó la versión de 2025 y los datos muestran una realidad de política pública con grandes desafíos. El sistema educativo chileno aumentó su cobertura y su calidad, en todos los niveles, hasta mediados de la década de 2010: aún tenemos la escolaridad y los puntajes PISA más altos de Latinoamérica.

Pero, desde entonces, se ha observado un estancamiento en los aprendizajes y en los principales indicadores educativos, junto con un deterioro de situaciones claves como la convivencia escolar y la legitimidad del acceso. Esto coincidió con dos familias de reformas del segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet: (i) a nivel escolar, la eliminación de recursos privados, así como el aumento de la dependencia de las escuelas respecto del Estado y de su aparato fiscalizador y burocrático; y (ii) a nivel superior, un aumento sostenido de los recursos financieros destinados a la educación terciaria, así como del control estatal sobre el sistema, a través de la fijación de precios y vacantes de la gratuidad, y de la creación de nuevas instituciones.

De acuerdo con el informe Education at a Glance 2025, las personas que cursaron educación superior poseen una tasa de empleo de 86%, 15 puntos porcentuales mayor que aquellas que sólo llegaron a enseñanza media (71%). La razón beneficio-costo de estudiar en la universidad en Chile (una medida que aumenta mientras más beneficios monetarios traiga hacerlo) es la mayor en la OCDE, y no por poco: nuestro país, en ese sentido, llega a 44,2 y duplica al que le sigue en el ránking (Turquía, con 22,7). Un adulto chileno que estudió en la educación superior tiene ingresos de 2,4 veces lo que recibe alguien que sólo llegó a media. En suma, la educación superior en Chile tiene altísimos beneficios monetarios para los individuos.

Por otro lado, el informe también muestra que Chile posee una de las coberturas de educación parvularia más bajas de la OCDE: 73%, contra un 84% promedio de la organización. También muestra que gastamos 11.639 dólares en cada estudiante de educación superior y 6.602 dólares en cada niño de parvularia -43% menos-. Pese a que el retorno social de la inversión en parvularia es enorme, no han existido políticas significativas, en los últimos años, que aseguren la cobertura. Es más: la reforma que hacía efectivo el kínder obligatorio no prosperó, en su momento.

Dados estos elementos, el sentido común y la política pública correcta indican que nuestro actuar, en el ámbito educativo, debería inclinarse hacia la educación inicial. Sin embargo, el actual Gobierno no la ha posicionado como una prioridad en su agenda. En cambio, el Ejecutivo ha puesto su énfasis legislativo en el FES, propuesta que cambia completamente el sistema de educación superior y compromete miles de millones de dólares adicionales a su financiamiento fiscal.

El informe de la OCDE es claro en sus cifras: la educación parvularia en Chile no ha aumentado su cobertura durante 10 años. No gastamos lo suficiente en la educación de los niños y niñas de nuestro país. Se ha desequilibrado la balanza de forma injusta y poco inteligente, dedicando varios puntos del PIB exclusivamente a la educación terciaria, mientras las escuelas se deterioran día a día y el ausentismo en los niveles más bajos se normaliza. Un cambio de rumbo es necesario y urgente en la política educativa.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado