Durante la emergencia sanitaria que estamos viviendo hace casi ya dos años, las universidades han transitado por distintas modalidades. Primero pasaron de la presencialidad a la educación en línea, mientras gran parte del país se encontraba en cuarentena o en fases iniciales del plan Paso a Paso. Durante este segundo año, y en la medida que fueron disminuyendo las tasas de contagio y el país fue avanzando en el plan de vacunación de sus ciudadanos, las instituciones cambiaron nuevamente de modalidad, pasando esta vez de la enseñanza en línea a la híbrida.
Para el año 2022, gran parte de los planteles de educación superior ha anunciado el regreso a la modalidad presencial, lo cual ha generado opiniones diversas desde los distintos actores. No obstante, existen múltiples aspectos que incentivan este retorno y que es relevante tener en consideración, en la medida que se resguarden las condiciones sanitarias necesarias, dependiendo de la realidad país del momento.
Uno de ellos es la Calidad de las Interacciones. Durante los períodos de modalidad en línea e híbridas, algo que ha sido muy recurrente son las cámaras apagadas y una interacción caracterizada por un discurso ampliamente dominado por el docente, en donde los estudiantes reducen su participación a escasas intervenciones orales y escritas, y no precisamente porque el docente no lo promueva. Lo anterior ha causado que la calidad de las interacciones se haya visto dramáticamente afectadas, lo cual es de alta preocupación si consideramos que, de acuerdo con la literatura asociada, estas son determinantes en la promoción y desarrollo de aprendizajes de alta calidad fomentando, por ejemplo, el desarrollo de habilidades cognitivas de alto orden.
Un segundo aspecto se relaciona con el Volver a Definir los Espacios, en donde la casa sea el lugar de reunión de la familia y descanso, y no el área de estudio exclusivo. Acá hay que considerar además que muchas veces los estudiantes no cuentan con espacios exclusivos que les permitan estudiar y atender de manera óptima las clases. Es por esto que las casas de estudios deben brindar espacios para que sus estudiantes puedan dedicarse a los quehaceres universitarios, promoviendo de esa manera, que el hogar vuelva a ser, primordialmente, el espacio de esparcimiento y descanso.
Un tercer aspecto es la Motivación, que luego de estos dos años ha ido decayendo en los estudiantes drásticamente y se suma, además, a la fatiga pandémica que se está experimentando. Muchas carreras han presentado una alta tasa de inasistencia y/o baja de conexiones a clase, sobre todo en este último período del semestre, lo que dificulta el proceso de formación, específicamente en el desarrollo de competencias establecidas por cada carrera.
Estos tres aspectos, más otros no abordados en esta columna, hacen que el retorno presencial se convierta en una necesidad y en una nueva oportunidad para los estudiantes. En conclusión, se hace necesario el retomar la vida universitaria y que los estudiantes puedan desarrollar diversas actividades tales como compartir, estudiar en grupos, ir a la biblioteca, almorzar, participar en las distintas instancias que las casas de estudio ofrezcan, entregando de esta manera el valor agregado necesario que promueva una formación y desarrollo integral de los estudiantes.
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