La importancia de enseñar y aprender Ciencias Naturales, un homenaje a Melina Furman

Hace justo un mes escribí mi primera columna gracias a la invitación de Cooperativa, la cual abordaba un tema técnico, pero muy importante: Cuáles serán los temas y las formas de enseñar la asignatura de Ciencias Naturales de primero básico a segundo medio en la próxima década en Chile.

Sin embargo, para alguien no experto, quizá la primera pregunta que le surge, antes de qué y cómo enseñar Ciencias Naturales en la escuela es ¿por qué tenemos que enseñar esto en la escuela? o ¿por qué deben aprender ciencia nuestros estudiantes? Una primera respuesta puede venir desde lo que nos dice el informe PNUD 2024: ¿Por qué nos cuesta cambiar? En él se propone que la conducción del cambio social que espera el país depende, entre otras cosas, del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Es decir, necesitamos ciencias naturales en la escuela porque así podremos formar a los futuros profesionales de carreras científicas y tecnológicas que el país necesita para generar los cambios necesarios para un desarrollo humano sostenible.

No obstante, las ciencias naturales no solo deben enfocarse en aquellos y aquellas estudiantes que van a seguir carreras relacionadas con la ciencia. Las ciencias naturales tienen un valor en sí porque permiten desarrollar una serie de habilidades y actitudes científicas que son útiles también para la vida diaria, aunque no seamos científicos de profesión. Por ejemplo, la curiosidad, la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de evaluar evidencia son aspectos necesarios para nuestra vida como ciudadanos. El comprender cómo funcionan las ciencias naturales, nos hace consumidores más competentes e informados de ciencia, y nos permite poder analizar de mejor manera la gran cantidad de información a la cual estamos expuestos en esta era global y digital.

Si sabemos de ciencias naturales, y cómo ella se produce, podemos cuestionar a Novak Djokovic y su opción de no vacunarse, podemos pensar en no votar por aquellos parlamentarios quienes proponen que el cambio climático es un proceso natural en que nada tiene que ver nuestra forma de vivir basada en combustibles fósiles, o podemos tener una opinión más abierta y crítica cuando algún académico propone que lo único que importa en la determinación del sexo es si tus células son XX o XY.

Como decía nuestra colega y amiga Melina Furman (1975-2024) en uno de sus últimos artículos: "Fortalecer la educación científica es clave para formar ciudadanos competentes y comprometidos con el desarrollo sostenible". Melina fue una de las expertas más destacadas en el área de la didáctica de las ciencias de nuestro continente, no solo por sus investigaciones científicas y por la pasión que ponía en la formación de nuevos profesores y profesoras de ciencia, sino porque supo traspasar la barrera de la academia y llegar al público general para enseñarles, a través de charlas TED o programas de televisión, la importancia de aprender sobre el mundo que nos rodea y como ello puede cambiar nuestras vidas.

Los estudios de Furman y de nuestro grupo de investigación han mostrado que, para cumplir el objetivo de alfabetizar científicamente a nuestros estudiantes, los docentes deben manejar importantes capacidades de innovación, estrategias idóneas y un conocimiento acabado sobre la didáctica de las ciencias, lo cual muchas veces es un desafío no menor para ellos. En este sentido, debemos estar atentos a buscar soluciones sobre el déficit de profesores y profesoras de ciencias naturales que enfrentaremos el próximo año (-40%) y el cual se mantendrá hasta el año 2030 si no hacemos algo.

En el fondo, así como hablamos de alfabetización digital o alfabetización matemática, nuestros estudiantes deben aprender ciencias naturales porque esto debería propiciar su alfabetización científica, es decir, en palabras del Mineduc, lograr las "comprensiones y usos de la ciencia escolar que aporten a la transformación de la sociedad y al cuidado ambiental". Esta tarea no es menor porque, como nosotros hemos encontrado en nuestros estudios, son los propios estudiantes los que a veces no ven en esta alfabetización la razón del por qué estudian ciencias naturales. Muchos de ellos creen que la clase de ciencias sirve para prepararlos para una prueba estandarizada o para darles herramientas para una futura carrera científica, pero no ven su aplicación en la vida diaria.

Melina Furman nos dejó muchos ejemplos, conversaciones, charlas, artículos, libros y reflexiones que nos enseñan cómo trabajar con nuestros estudiantes para lograr este objetivo. Sin duda, ella tenía mucho más que enseñarnos y ahora solo nos queda mantener y transmitir su legado a las profesoras y los profesores de ciencia que trabajan día a día abnegadamente por cumplir este sueño y a aquellos que vendrán a tomar esta posta, ojalá en mejores condiciones laborales, en un futuro cercano. Aunque sé que ella lo habría hecho mucho mejor, en esta columna he tratado de explicar por qué todos nuestros niños, niñas y adolescente deben aprender ciencias naturales.

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