Independiente del contenido de la conversación Boric-Vivaldi, Chile tiene que reconstruir el Sistema Estatal Universitario y el Sistema Estatal Académico.
Chile no tiene sistema estatal de educación, no tiene política de Estado de educación, no tiene un cuerpo de expertos que elabore esa política, y menos un cuerpo que elabore la política de desarrollo académico. Las leyes y decretos de la Dictadura Cívico-Militar pseudo-neoliberal destruyeron estas instancias radicadas en las universidades De Chile y Técnica del Estado, para dar lugar al sistema liberal mercantil de educación privada.
Los gobiernos post-dictadura no rehicieron el sistema estatal de educación superior y continuaron su destrucción al paralizar el crecimiento de las plantas académicas, ofrecer reajustes insuficientes y destruir la autonomía universitaria de creación de programas que no pudieran sustentarse sin el financiamiento estatal. Condenaron a las universidades dichas estatales (no lo son) a competir en el mercado por aranceles de estudiantes y venderse a la vinculación con las empresas. La ciencia, la filosofía, el arte, las humanidades, la astronomía, la antropología y muchas otras disciplinas no se financian por lo que hacen y deben ser totalmente financiadas por el Estado o por empresas filantrópicas.
Destrucción del sistema académico. Las universidades privadas que querían competir en el mercado por el negocio de la docencia de títulos, no tenían en su mayoría plantas académicas formadas en el riguroso proceso de evaluación académica de las universidades clásicas estatales y privadas. La Dictadura por sus leyes del '81, LOCE y después la LGE excluyen la evaluación académica como garantía de la calidad académica de las universidades. Desaparece la calidad académica como mejor criterio de acreditación de las universidades, siendo el único factor confiable de calidad de la educación en Chile. Sólo académicos acreditados pueden acreditar una universidad y formar docentes de calidad. La acreditación actual da poco valor a la acreditación del personal académico y acredita más bien por variables de viabilidad económica y gestión comercial.
Cualquiera universidad reconocida como tal puede nombrar a quien quiera como profesor en los niveles académicos que se le antoje, instalando un sistema que degrada la evaluación académica de las universidades tradicionales. El gobierno entrante debe priorizar recuperar la calidad académica acreditada con cánones internacionales de todos los académicos en Chile. Los estudiantes y el país deben saber cuál es la capacidad competitiva internacional que tienen los profesores de las universidades. Debe crearse la Carrera Académica Nacional y el Escalafón Académico de Chile (con el Cuerpo Académico anexo) que fije condiciones mínimas pero realistas de salarios de los académicos de Chile. Debe también crearse el Código de Ética de los Académicos de Chile. Las universidades se acreditarán principalmente por el crédito académico del cuerpo académico que tienen.
La segunda obligación es crear o re-crear el Cuerpo Estatal de Universidades Chilenas financiado integralmente por el Estado de Chile (por el pueblo de Chile) ya que estas universidades no solo pertenecen a todos los chilenos (al Estado), sino que constituyen institucionalmente el Estado de Chile, cualidad que no tienen la universidades privadas o públicas no estatales. Es precisamente esta cualidad de ser el Estado, como lo es el Banco Central, el INE, Servel y las instituciones autónomas del Estado, la que la Dictadura se esforzó por destruir, consiguiéndolo, al convertirlas en bazares mercantiles de títulos universitarios y funciones vinculares con las empresas.
Estas universidades tienen que ser académicas; su principal función es mantener a Chile conectado con los más altos niveles de la cultura universal, contribuyendo a esa cultura por la realización de procesos creativos intelectuales, éticos, morales, estéticos y espirituales al más alto grado posible. Lo intelectual incluye la filosofía y la ciencia, lo estético el arte, lo espiritual la integración del ser y del hacer en estos aspectos centrales de lo humano. Secundariamente las universidades académicas se abocarán a la aplicación de las ciencias y de su conocimiento, a la investigación tecnológica, a la técnica, pero siempre guardando la prelación del primer cuerpo de disciplinas académicas.
La Universidad Académica no puede gastar energía y dedicación resolviendo problemas de la empresa chilena (I y D), cosa que debe realizar otro cuerpo estatal especializado que debe crearse. En cuanto a docencia debe abocarse preferentemente a los grados académicos como bachillerato, licenciatura, magíster, doctorado y post-doctorado y secundariamente (en cuanto a energía invertida) a los títulos profesionales, y a estos, como la Ley 81, LOCE y LGE indican, en tanto cuanto reciban también la graduación al menos de licenciatura. La formación que más se está necesitando es la de graduados académicos para que realicen la investigación I y D, robótica, inteligencia artificial, academia (especialmente en el área Estatal), manejo de big-data, genómica, astronomía y muchas otras que en Chile estamos deficientes; graduados que además deberían tener un título universitario.
Contrariamente a lo que se piensa, este sistema es más barato que el actual que paga la mal llamada gratuidad de la educación a precios prohibitivos con dineros de todos los chilenos y sin su permiso (lo que es un robo). El pago completo de la academia produce directamente la gratuidad no sólo del pregrado de los títulos universitarios, sino de los post-títulos, de los grados y postgrados académicos, de la educación continua, de la extensión y vinculación universitaria, de la creación científica, artística, filosófica y ética, de la regionalización, de la integración con las empresas y el privado (extensión universitaria) y de todo lo que los académicos hacemos. Requiere de salarios dignos que alcancen para vivir y de dedicación completa y en lo posible exclusiva. En el caso de los académicos profesionales será necesario estudiar un sistema mixto de aranceles con dedicaciones honestas y pactadas con el Estado.
Una nueva ley de universidades es necesaria donde se recuperen las facultades de Filosofía, Ciencia y Arte y las carreras que imparten, como universitarias; se recuperen las carreras del ser humano como sociología, antropología, humanidades, ética, política, teologías y ciencias de las ideologías, etc. como universitarias plenas.
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