Nunca una crisis que haya afectado en forma global a todo el planeta ha requerido más urgente de la cooperación internacional como la de la pandemia del Covid-19.
La primera reacción de un grupo de países fue claramente desalentadora.
Fundado sólo en consideraciones de soberanía e interés nacional de cada uno de los Estados individualmente considerados, vimos como en el mundo se producía la “guerra de los ventiladores” y de los insumos médicos indispensables para lidiar con el contagioso virus.
Incluso se conocieron noticias que equipos que habían sido comprados a los países de origen de los mismos, para ser conducidos a los de destino, eran confiscados en los países de tránsito, lo que incluso motivó a tratar el itinerario de estos vuelos como un secreto de Estado.
También un grupo de naciones, al cerrar sus fronteras, impidió el regreso de sus nacionales, en clara contravención a las disposiciones del Pacto de Derechos Civiles y Políticos que establece que nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar a su propio país y de la Convención Americana de Derechos Humanos que dispone que nadie puede ser privado del derecho a ingresar del territorio del Estado del cual es nacional.
Las estrategias fundadas en el temor al otro que conducen a situaciones de discriminación, además de ser atentatorias de la persona humana, en nada contribuirán a superar una pandemia a escala global como la que vivimos. Tampoco lo harán las del tipo "sálvese quien pueda" o "cada uno para su santo".
Sólo el esfuerzo mancomunado y la solidaridad internacional a través de la cooperación internacional nos permitirán superar efectivamente el Covid-19 y las situaciones de pobreza aguda que la pandemia está generando.
Un signo prometedor, en este sentido, ha sido la iniciativa de la Comisión Europea que, en pocos días, reunió un fondo de 7.400 millones de euros para el desarrollo de una vacuna y un tratamiento al Covid-19.
En este sentido, y tal como lo han solicitado 140 líderes mundiales, debiera efectuarse un esfuerzo conjunto por lograr la tan ansiada vacuna y una vez que se logre, sea considerada un bien público global para que, se pueda distribuir en forma universal y gratuita a través del mundo. Como lo ha expresado la ex Primera Ministra de Nueva Zelandia, Helen Clark, "la vacuna Covid-19 no debe pertenecer a nadie y ha de ser gratuita para todos".
Por lo tanto, para vencer al Covid-19, hoy, más que nunca, es necesaria la cooperación internacional.
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