Las cifras son tan elocuentes como estremecedoras, en la mitad de los hogares chilenos se utiliza la violencia física y/o psicológica como método de crianza con los hijos.
El estudio, desarrollado entre la ONG World Vision y el Diplomado de Niñez y Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, revela otros alarmantes antecedes que, como sociedad, no pueden dejar a nadie indiferente.
Por ejemplo, un 22,7% de los niños, niñas y adolescentes del país admitió haber sido víctima de violencia psicológica en su hogar y un 41,4% reconoce que, derechamente, vive violencia física.
En términos agregados, un 49,9% de las familias del país usa algún tipo de violencia en contra de niños y niñas como método disciplinario de crianza, cifras que reflejan lo naturalizada que se encuentra la violencia doméstica en el país.
En esta línea, la “Caminata por la Niñez”, iniciativa internacional que recientemente tuvo lugar en el país, tiene como principal objetivo el sensibilizar y comprometer a la población sobre este problema perpetuado en nuestra idiosincrasia.
Paradójicamente, castigar es cuidar, castigar es educar, castigar es proteger, se castiga y se violenta para corregir, se castiga y se violenta a quienes amamos.
Si bien se ha avanzado en el último tiempo, una de las principales falencias en el sistema de protección de la niñez dice relación con la inexistencia de un proyecto de país y de desarrollo que tenga como eje articulador de las políticas públicas este tema.
Resulta imperioso enfocar la agenda hacia la promulgación de una Ley de Garantías de Derechos o de Protección Integral de la Infancia que le dé sistematicidad a la divergente realidad normativa en materia de infancia, la que ha dificultado la conformación de criterios y definiciones compartidos entre todos los actores a nivel nacional, y permita una autoridad social para la protección y promoción de los derechos de la niñez.
Por esta razón es que resulta fundamental entender el concepto “protección integral de la infancia” con un enfoque de derechos y una mirada multidimensional de la pobreza, condiciones que van más allá de lo meramente económico y que incluye aspectos tan o más relevantes como la opinión y participación, la salud, educación, vivienda, empleo, seguridad social, entorno y redes de los niños y niñas de todo el país, previniendo vulneraciones y protegiéndolos de cualquier daño.
Históricamente, uno de los problemas que se le asigna a los sistemas de protección de la infancia es la solvencia estatal para sobrellevar los altos costos que esto implica. Por este motivo, el Estado debe delimitar cuáles son los elementos básicos que le debe garantizar a toda la población, de acuerdo a sus posibilidades financieras, sin que esto signifique que solo serán protegidos unos en desmedro de otros.
Por ello, la focalización de los servicios de protección social hacia los más vulnerables puede ser un camino adecuado e inicial para avanzar hacia la universalidad, proceso progresivo y que depende de los niveles de desarrollo y la eficiencia presupuestaria del país. Sólo así podremos contar con un marco legal sólido y robusto, que efectivamente vele por la defensa integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Este 24 de mayo caminamos con y por los niños. Más de 500 niños y adultos se reunieron en el Parque Metropolitano para comprometerse irrestrictamente por la niñez. Es de esperar que ese compromiso lo hagan 18 millones de chilenos y chilenas para acabar, así, con las noticias dramáticas de maltrato. Para que los niños sigan siendo niños.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado