Tan cerca del mar

Fabiola Quiroga Villagra
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Nació en la oleada Antofagasta, la Perla del Norte, a la vista del imponente "accidente" geomorfológico nacional llamado La Portada; que está hecho de rocas volcánicas y situado en pleno océano Pacífico

Aguas que de sosegadas y calmosas no tienen mucho, pero así lo encontró Fernando de Magallanes, famoso aventurero y navegante portugués que por allá por el siglo 16 -ante su reposada tranquilidad- lo bautizó como "pacífico"; pese a que tiene dentro de si el "cinturón de fuego", como se conoce a la zona de actividad sísmica y a la cadena de volcanes que han remecido tantos y diversos lugares, por la liberación de energía y movimiento de la placas tectónicas, el mismo que alberga más de 25 mil islas, y a la vez es el más grande y profundo de la Tierra.

De vivir cerca del barrio histórico, entre las calles Bolívar y Balmaceda, Lucas emigró junto a sus hermanos, su papá Oscar y su madre Gracia a la sureña ciudad de Chillán, capital de la Región de Ñuble -la más moza de todas, creada en 2018-. Llegaron a vivir a la casa de su abuela paterna, no la había visto mucho, porque en el norte sólo estaba la familia de su mamá, pero ahora por falta de trabajo de sus padres, debió emigrar forzadamente y con eso el cambio de escuela, de casa, de barrio y amigos.

A nivel nacional el desempleo está por sobre el 9%, el que también alcanzó, cual marea gravitatoria de atracción lunar, a su familia; y con intensa fuerza naval, porque en Antofagasta este porcentaje supera el 13%, arrastrando a muchas familias a creatividades insospechadas de sobrevivencia, produciendo también una migración interna que no sabe de puntos cardinales, ni rosa de los vientos alguna.

La carencia de ingresos económicos afecta de forma determinante a millares de niños y niñas en el mundo, lo que podríamos identificar como la principal falta de vulneración a los derechos de la infancia, ya que conlleva asociado diversas fragilidades en el desarrollo de los menores y debilidades en los accesos básicos.

Pareciera que la economía poco sabe de cuidados para con los más indefensos y desprotegidos. Y nosotros como adultos, ¿cómo los cuidamos de la inflación, alzas, subidas y aumentos de lo diario?

A este niño de 8 años, pelo ondulado, de habla fácil, de sueños navegantes, lo que más lo acongojaba era dejar de escuchar las olas al romper cuando se enfrentan a las rocas, chocando la fuerza en movimiento con lo estático, así como a veces los deseos colisionan con la realidad y el entusiasmo con la existencia.

En su cuerpo tiene peces que circulan nadando por sus torrentes sanguíneos, necesita zambullirse en el océano, agitado, inquieto y sobresaltado, requiere del agua salada, precisa ver el mar, lo bello es que Chile es litoral y el agua oceánica del Pacífico acompaña toda su larguitud y que a poco andar podría sumergir sus pies en las playas de Dichato, Ramuntcho o Cocholgüe, de norte a sur el mar lo acompaña, él es agua, él es marea, él es piélago, él es océano y aún no lo sabe.

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