Vivir en familia

Pasó otra semana más, a sus cortos 6 años ya lleva 3 esperando. El tiempo avanza y menos familias están dispuestas -siquiera- a cuidarlo temporalmente, temen a un vínculo que sea difícil de romper, mientras él sólo quiere salir, tener hermanos, jugar, aunque sabe que los sábados en la residencia toca un momento de patio antes del camarote.

Las familias de acogida no cuentan con los recursos de otros sistemas de cuidado alternativo, la subvención es apenas 1/3 que lo asignado por niño en una residencia y sólo 20% es aporte directo a la familia cuidadora. Muchas de las familias que con voluntad se inscriben, a poco andar se dan cuenta de dificultades no resueltas y desisten del proceso. Ante la crisis del sistema residencial, muchas familias de acogida son en realidad una extensión de la familia de origen, un tío, una abuelita que con un mínimo soporte pueden responsabilizarse de los cuidados. Siete de cada 10 niños en residencia tienen contacto con un familiar, a lo mejor el mismo que con un piso básico de apoyo podría ser una alternativa real a la institucionalización.

El 17 de enero, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido anunció una campaña por el cuidado familiar para todos los niños en el mundo. La Campaña Global sobre la Reforma del Cuidado Infantil se basa en compromisos internacionales previos y busca fortalecer la resiliencia y los sistemas inclusivos de protección y bienestar infantil, procurando un entorno seguro y afectuoso para todos los niños. El 24 de septiembre esta carta fue presentada en la Asamblea General de la ONU donde entre los firmantes figuran organizaciones socias y países entre los que está Chile. Ya en 2010 la Asamblea General instó a las naciones a reconocer sistemas de cuidados alternativos que garantizaran el Derecho a Vivir en familia y a considerar como última ratio la institucionalización en residencias.

La evidencia internacional ha sido muy sólida en señalar que, sin perjuicio del trabajo de equipos y directivos por el bienestar de niños en residencias de protección, es el cuidado en sistemas de acogimiento familiar el que se asocia con mejores resultados en desarrollo cerebral, cognitivo y socioemocional y, por el contrario, la institucionalización temprana y prolongada conlleva daños difíciles de revertir, proporcionales al tiempo de exposición. En el corto plazo la permanencia en instituciones muestra efectos en el desarrollo físico, emocional e intelectual y en el largo plazo, tasas más altas de desempleo, abuso de sustancias y trastornos del estado de ánimo, entre otros efectos.

Hace unos días, la experta guatemalteca Sully Santos, consultora internacional en Protección Infantil, visitó nuestro país para apoyar la Alianza por el Acogimiento Familiar que han formado las fundaciones Colunga, Ilumina y San Carlos de Maipo, cuyo foco es convocar a distintos actores de los poderes del Estado para el cumplimiento de la ley en orden a proceder con el término de la institucionalización para niños de 0 a 3 años y la desinstitucionalización de los casi 800 niños que estando -en dicho tramo- permanecen en residencias.

La doctora Santos ha liderado en su país y a nivel mundial procesos de transición del sistema residencial hacia sistemas de base familiar. Proceso fundamental no sólo para dar cumplimiento de la ley, sino porque es un imperativo ético que sitúa en el centro de nuestras preocupaciones a la niñez más vulnerada, la que, alejada del cuidado de sus padres por el Estado, requiere de una protección reforzada que no la debe en ningún caso de privar de su legítimo derecho a vivir en familia, garantizado en la Convención de Derechos del Niño, la Convención Americana y en nuestra legislación.

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