No hay manos, ni optimismo, suficientes que permitan desenterrar las historias sepultadas en Gaza o las de miles de huérfanos taciturnos, que con ropas transparentes esquivan las balas, el hambre y la sed. Sin embargo, es la piel adherida al hueso la que no muere. El pueblo palestino, con resiliencia estoica, lucha en contra de un genocidio cultural y material a manos de un Estado sionista y bárbaro, profundamente antisemita como es el Estado y gobierno de Israel. Paradójico, Israel y Palestina comparten su origen semítico, por lo tanto, hablar de antisemitismo en contra de Israel, es una falacia que fomenta la victimización. No así del sionismo, movimiento político, supremacista y racista adoptado por Israel después de la segunda Guerra mundial.
El genocidio que conocemos hoy fue acuñado por el jurista judío-polaco Rafael Lemkin, en las postrimerías de 1945, señalando que el genocidio es el exterminio masivo de una población o etnia determinada, motivado por razones religiosas, culturales o raciales, entrelazadas por motivaciones económicas y por el ejercicio del poder.
¿Siempre fue así? Tal vez. Uno de los más polémicos eventos de genocidio, según los paleontólogos Hortolá y Martínez-Navarro (2012), es la posible extinción del Homo neanderthalensis a manos del Homo sapiens, quienes los cazaban para minimizar la competencia por los recursos alimenticios. Si bien no está plenamente demostrado este evento de exterminio, la depredación de carnívoros, aumenta el acceso al espacio disponible y a los alimentos.
Prehistóricos vaivenes entre depredador y presa de una lucha por la existencia porque, según estos autores, "...la matanza de los sapiens es una estrategia de competencia y es consecuencia de nuestro comportamiento como primate carnívoro territorial y social". Esta expresión aduce a un comportamiento instintivo, ¿acaso cabe preguntarse por el diseño de un plan racional?
La esclavitud de los israelitas por los egipcios aparece en registros bíblicos (Éxodo), así como en documentos arqueológicos. Las investigaciones no hablan estrictamente de hebreos, pero sí hablan de semitas, quienes fueron sometidos a trabajos forzados. Latigazos y hambruna era la constante de un pueblo hebreo que se multiplicaba.
La esclavitud de los pueblos originarios y de negros es un tipo especial de genocidio, no estrictamente por una destrucción disruptiva, pero sí provocada con fines de explotación humana, doblegando el espíritu de sus víctimas. Piense en la guerra civil estadounidense, los del norte vs los del sur. Las plantaciones de algodón, las grandes mansiones y los despiadados terratenientes que buscaban salvajizar a los pretos (negros) traídos de África.
No importan el nombre de las muertes, la conquista de América, el holocausto de los judíos, La bomba atómica sobre Nagasaki e Hiroshima, guerras en el Congo, son también expresiones de genocidio. No hay espacio para el combate entre iguales, el genocidio, es abuso, violación destrucción, hambre, extinción, "primitivo y racional a la vez".
La cuenca del Levantes: una razón para depredar
Es la zona del mediterráneo oriental (en dirección hacia los países árabes), como Siria, Líbano, Palestina, Israel, Egipto, y de algunos países europeos como son Chipre, Grecia, Italia, Turquía, entre otros, se encuentran -en las fosas marinas- pozos de hidrocarburos y gas natural, fundamentales para abastecer por años el consumo actual de la región y avaluados en más de 500 trillones de dólares (500 seguidos de 18 ceros).
Según estudios del Servicios Geológicos de USA (2010), potencialmente hay más de 2,5 mil millones de barriles de petróleo y más de 122 Tcf (del inglés trillones de pies cúbicos) de gas natural, abasteciendo, casi de manera indefinida a la región (Olmedo,2024).
Estos hidrocarburos implican renovar la matriz energética de los países circundantes, desarrollar fertilizantes, mejorar el abastecimiento del transporte terrestre, marítimo y aéreo, calefacción e industria química. Ciertamente Israel, no desea compartir este botín ni los países europeos, ni la Liga Árabe desea quedarse fuera este concurso. Si bien Israel bombardeó Catar, les dio un motivo real a las naciones árabes para organizarse y defender el recurso. Poco y nada, se habla de la "gran muerte ".
Las razones correctas
La devolución de tierras al pueblo -Israel- elegido por dios es una abstracción infantil y extemporánea. Razones de resorts y complejos hoteleros en la costa de Gaza (40 Km) es una afrenta pueril y una deshumanización de gobiernos destructivos para el alma de una nación pacífica como son los habitantes de Palestina.
La ciudadanía, especialmente la europea, empatizó con Palestina, que da muestra de valor, y la movilización organizada han hecho que la clase política de Europa reaccione ante un Israel cada vez más asediado por la soledad del tirano. La novedad es el giro de los gobiernos europeos que adoptan, casi como reivindicación, la bandera de no más muertes, obviando el desmantelamiento jurídico y material de Medio Oriente durante el siglo XX.
Netanyahu lleva el genocidio en el ADN, está en un camino sin retorno y debe enfrentar a la justicia internacional, así fue dicho. También toda la cadena de homicidas y cómplices que celebraron la muerte de un niño o niña, hombre y mujer de Palestina, Siria, El Líbano, Irán y Catar. Esta gran muerte en Palestina debe llevarnos a replantear el verdadero sentido de las democracias modernas, que sufren de una crisis ética y de valores, que no hacen más que incrementar el pesimismo, la desconfianza y la destrucción de hombres y mujeres.
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