"El hacer bien a villanos. Es echar agua al mar", Miguel De Cervantes
Toda una absurda comedia de equivocaciones, que motivó un innecesario malentendido; de esta forma se comienza y se suele acabar en una tragedia griega. Nadie está exento de pequeños errores involuntarios protocolares, más aún cuando se trata de visitas ilustres, las que representan dignamente a sus respectivos países y gobiernos amigos.
Felipe VI vino especialmente a Chile, en representación de su amada y respetada España, al cambio de mando, en el que un gobierno culmina su periodo y el otro que recibe la piocha de mando. Tras una ejemplar lucha electoral.
Su majestad no es la primera vez que asume esta responsabilidad, aseguro que no será la última, pues desde muy joven concurre a estas solemnes ceremonias. Sabe por su vasta experiencia que algún imponderable puede acontecer, sin que ello cause una tormenta en un "vaso de agua".
De hecho, hubo un retraso de escaso minutos. Quizás por exceso de celo o de reguardo personal a las visitas, congestión vehicular o atochamiento de autoridades ingresando al Congreso Nacional, lo que causó el "impasse".
Efectivamente el rey es el último en entrar según el tradicional protocolo de la Casa Real. Se ciñeron a las indicaciones de seguridad chilena, quien marca el ritmo de las llegadas de las caravanas con los y las invitadas para la histórica ocasión. En efecto, la total y absoluta responsabilidad es del país anfitrión, el resto es echarle la culpa al empedrado. Mi país trata bien a sus invitados, sobre todo en estas magnas ocasiones, que nos enorgullecen a todos como chilenos.
Es cierto, no es posible negarlo, menos obviarlo. El recién ungido Presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, tuvo que esperar, sin que por ello la ceremonia, se interrumpiera o desluciera. Fue una tradición republicana impecable, donde los grandes valores patrios resplandecieron una vez más, mostrando la solidez de las instituciones democráticas respetando la decisión del pueblo, de elegir libremente a sus autoridades.
Votamos por amplia mayoría, en segunda vuelta, a un Presidente joven, con el record de ser el más de América. Cae sobre sus hombros y su equipo mantener la democracia y ser ejemplo para las esperanzadas generaciones de la región, que anhelan cambios basados en la justicia, igualdad y respeto.
Hubo emoción y nerviosismo en el Salón de Honor, repleto de parlamentarios, autoridades, ministros, y dignatarios, la que no se sentía desde que el Presidente electo Patricio Aylwin asumiera el mando de la nación, después de derrotar a la dictadura de Augusto Pinochet, sólo usando el voto.
La recién nombrada canciller, Antonia Urrejola, se comunicó con el embajador de España para aclarar diplomáticamente los desafortunados hechos y dar por superado el mal entendido, por ambas partes. Felipe VI estimado, en nuestro país tenemos una larga historia con lenguaje común, una cultura centenaria, relaciones estables, en materia comercial, científica y tecnológica, inversiones y tratados internacionales, que nos consolidan en el tiempo, como un socio creíble, en el confín del continente.
Es más, una importante delegación de empresarios chilenos viajará a España, se contactarán con altas autoridades y organizaciones gremiales de inversionista que miran a Chile y su nuevo gobierno, con absoluta seguridad, siempre respetando los acuerdos que contraen ambas partes.
El camino se hace al andar. Gabriel Boric durante su trayectoria se encontrará con más de un obstáculo, los peores son aquellos personajes, que tratan de sobresalir denostando a diestra y siniestra, para sentirse tomado en cuenta.
Es el caso de un obscuro periodista español Carlos Herrera, quien en cadena COPE criticó duramente al recién asumido Presidente de Chile, tratándolo de "muy tonto" y "merluzo" por los hechos acontecidos, que no revestían mayor transcendencia. Palabras sacan palabras, los encargados ya dieron las disculpas pertinentes, lo verdaderamente "inaceptable" es que el susodicho intenta traslucir su odiosidad, sin reparar el daño que hace, por su fundamentalismo exacerbado.
Chile comienza una nueva etapa en su búsqueda de un mejor destino para su gente, por soberana decisión popular La tarea no le será nada de fácil, menos ahora en los tiempos que nos toca vivir, de pandemias y una atroz guerra en el corazón de Europa, que afecta al mundo entero. De ello sí que debemos avergonzarnos, como se camina inexorablemente a una tercera guerra mundial, sin que seamos capaces de construir entre todos y todas, caminos para una paz estable.
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