El Tribunal Supremo de España ha puesto fin a uno de los juicios más polémicos y de mayor repercusión mediática de los últimos años.
El caso de La Manada. El ataque sufrido por una joven de 18 años una noche de julio, en Pamplona, durante las fiestas de San Fermín, y del que fueron autores cinco integrantes de un grupo de amigos que alardeaban su condición de machos a los que nada ni nadie se les resistía.
Los hechos originaron manifestaciones en las calles de ciudades y pueblos de España, la celebración de debates y foros, despertando el interés de juristas y de partidos políticos .
El fallo del Supremo ha venido a enmendar la sentencia de dos tribunales de Navarra, en el norte de España, que habían calificado los hechos como “abuso sexual” y no como violación, lo que provocó desconcierto y malestar.
Hay que recordar que la incorporación en una de esas sentencias del voto particular de un juez, que consideraba que la víctima habría consentido la agresión “en una noche de jolgorio y regocijo”, contribuyó a elevar la crispación popular. Dos manifestaciones feministas pusieron en su lugar al magistrado y a quienes ponían en duda los hechos.
La condena del máximo tribunal español es firme y eleva la condena a cada uno de los integrantes de La Manada de nueve a quince años de prisión. Uno de ellos suma dos años más por haber robado el teléfono a la víctima.
En la sentencia se reconoce que las penas podían haber sido superiores si las partes hubieran recurrido al fallo de los tribunales de Navarra al calificar los hechos de “un único delito continuado”. El Supremo estima que por el número de agresores y de ilícitos cometidos contra su víctima lo correcto habría sido acusar a La Manada de ser autores y partícipes de una “pluralidad” de delitos de agresión sexual.
El fallo no deja lugar a dudas y marcará un antes y un después en cuanto al tratamiento jurídico en casos de violación.
Se reconoce que los autores actuaron a sabiendas de su superioridad numérica y física ante la víctima y llevaron a cabo un acoso intimidatorio que impidió a la joven dar su consentimiento a la agresión a la que fue sometida. Aclara la sentencia que la situación intimidante le generó agobio y angustia, a lo que añaden que fue llevada a un lugar apartado, angosto y sin salida para cometer contra ella al menos diez agresiones sexuales.
Por último, en el fallo se hace hincapié a dos hechos que refrendan la elevación de condena a los acusados. El trato vejatorio al que fue sometida la víctima con la grabación y difusión de la violación entre las amistades de La Manada.Y la participación al mismo tiempo de dos o más individuos en algunas de las agresiones contra ella.
La decisión del Tribunal Supremo ha sido recibida con alivio en aquellas organizaciones que a lo largo de tres años no han perdido ocasión para exigir una condena ejemplar contra los violadores y por todos los que claman dignidad y seguridad jurídica para las mujeres.
Además de sentar jurisprudencia, el fallo es interpretado como una puerta que se abre para que las víctimas de violaciones denuncien a sus agresores sin temor a que duden de su versión.
“Contadlo. Hacedlo como queráis, pero contadlo”. Ese es el mensaje que la víctima de La Manada incluyó en un texto que se difundió poco después de trascender su violación y el proceso entonces en curso.
Esa frase es la que a partir de hoy cobra mayor significado y de la que las mujeres, las feministas de toda condición y tendencia, se hacen cargo.
Ya no están solas.
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