Las Fundaciones San Carlos de Maipo y Paz Ciudadana dieron a conocer el estudio “Intervenciones Destinadas a la Prevención de Conductas Delictivas en Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) No Imputables Penalmente”, cuya principal conclusión es que el sistema de Justicia no contempla una regulación específica destinada a detectar, derivar e intervenir a menores de 14 años con conductas delictivas.
Lo anterior se traduce en que los denominados inimputables quedan “invisibilizados” por el sistema, ya que son ingresados como niños vulnerados en sus derechos, sin posibilidad de que reciban un tratamiento efectivo que permita cortar sus carreras delictuales o que a nivel de políticas públicas se priorice en una oferta programática especializada para ellos.
Existe una cifra estimada superior en más de 10 veces al promedio anual, de 2.173 menores inimputables identificados en el sistema y que estarían en condiciones de riesgo, que ameritaron el ingreso a comisarias del país por conductas trasgresoras y/o constitutivas de delito.
La infancia y la adolescencia son etapas que marcan el ingreso a la actividad delictual. El promedio de edad está pasando de los 13 a los 11 años cuando el consumo de drogas actúa como catalizador o causante del mismo.
El estudio, pionero en la materia, manifiesta la relevancia de contar con programas especializados destinados a la prevención temprana del delito, que no sólo sean promovidos desde al ámbito privado, sino también por la institucionalidad pública.
El análisis abordó 515 investigaciones priorizando la detección de programas de intervención y basados en evidencia que son implementados de forma exitosa en nuestro país, entre los que destacaron la Terapia Multisistémica (MST); Triple P; Terapia Funcional Familiar (FFT); Comunidades que se Cuidan (CTC) (que actualmente ejecuta Fundación San Carlos de Maipo en Chile) y Paz Educa.
Creemos importante que este esfuerzo sea orientador para invertir con inteligencia en prevención y enfocarnos definitivamente hacia la construcción de una agenda larga, implementando programas basados en evidencia, que sean sostenibles en el tiempo, definidos territorialmente, que cuenten con control de resultados y recursos suficientes para conseguir estabilidad de los equipos de trabajo.
Es necesario superar la visión que apunta a criminalizar y agudizar las trayectorias delictuales sin abordar las variables personales, familiares y sociales que inciden en el inicio y consolidan estas conductas.
Es por ello urgente avanzar en la implementación de modelos preventivos, que permitan un desarrollo positivo de la infancia en un marco orientador, que en esta materia aporta la investigación sobre la realidad de los niños inimputables en nuestro país.
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