Uno de las realidades propias del vertiginoso mundo actual, es la producción en masa de miles de millones de artículos que se venden en todos los rincones del orbe y que buscan nuevos consumidores cada día. Desde ropa y alimentos hasta productos tecnológicos e industriales, cuesta imaginar un área en la cual no tengamos esa sensación de sobre stock existente y los desafíos que nos impone no sólo de forma individual, sino también a nivel empresarial. ¿Cómo continuar el uso de aquello que parece viejo o que no sirve? El reciclaje es la respuesta más pertinente.
Si bien es posible que tengamos una imagen pre armada en nuestro inconsciente sobre los productos que efectivamente son más susceptibles de ser reciclados - dispositivos tecnológicos, papel, cartón o alimentos - este concepto incluye mucho más. Pensemos en muebles, en ropa, artículos de casa, o libros que ya leímos. Aquí comenzamos a familiarizarnos con una conducta de larga data, pero que vive un momento crucial: la comercialización de productos de segunda mano.
En 2014, 44% de los italianos aseguraron haber comprado o vendido artículos en el llamado second-hand market, área que generó 18 mil millones de euros, equivalente a 1% de su PIB.
Sin duda, nos encontramos ante una posibilidad concreta que puede contribuir a rebajar considerablemente la sobreproducción y los negativos impactos que tiene en el medio ambiente.
Pensemos, por ejemplo, en el rubro tecnológico; de acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, entre 2007 y 2020 la cantidad de basura electrónica exportada a India habrá crecido cerca de 500%, mientras que en Sudáfrica y China experimentará un alza de 200% y 400% respectivamente.
Si somos más ambiciosos, podemos mirar estas cifras que se dieron a conocer en 2016 y que son resultado de un estudio realizado por Schibsted y el Instituto de Investigación Ambiental de Suecia, en relación con el mercado de productos de segunda mano en países como Francia, España, Suecia, Italia y Noruega.
En términos generales, durante 2015, en Chile los usuarios de sitios en donde existe un comercio de este tipo de bienes, generaron un ahorro de 12,5 millones de toneladas de Dióxido de Carbono (Co2). Esto equivale a volar cerca de 1.100 veces alrededor del mundo en un avión Airbus 380.
Cuando vemos estas plataformas creadas para que las personas puedan comercializar artículos de segunda mano, no sólo abrimos una posibilidad concreta para que generen ingresos adicionales. Ciertamente, contribuimos a que los productos tengan una vida más larga y evitamos, de paso, efectos nocivos para el medio ambiente. De esta manera, establecemos un puente concreto entre oferta, demanda y conciencia medioambiental.
Mientras en Chile vemos que el second-hand market cobra más protagonismo diariamente, principalmente gracias a Internet, vale la pena detenerse unos minutos y analizar qué estamos haciendo, individual y colectivamente, para modificar conductas y ser capaces de mirar un poco más allá.
Apreciemos el valor de los artículos que pueden tener un segundo o tercer uso y contribuyamos, de esta manera, a cuidar un poco más el entorno en el que vivimos.
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