La práctica deportiva un escenario donde la superación y la salud convergen, pero no está exenta de impactar en el medio ambiente. Al analizar la interacción entre deportistas, instalaciones y asistentes, surge la necesidad de redefinir la relación del deporte con los recursos que utiliza, en particular el agua, un elemento vital que demanda una gestión eficiente para un futuro más sustentable.
Equilibrar el rendimiento deportivo con la responsabilidad ambiental plantea desafíos para la construcción y el mantenimiento de instalaciones. Es necesario un enfoque integral, desde el diseño hasta la operación, para optimizar el uso de recursos como el agua y la energía. En el caso de los eventos deportivos, la gestión del agua trasciende las competencias y se convierte en un compromiso colectivo para garantizar el abastecimiento de los asistentes. Además, la adaptación al cambio climático es ineludible, requiriendo medidas como la optimización de horarios o inversiones en infraestructura.
En este contexto, el Club Deportivo Universidad Católica (UC) ha tomado medidas concretas para reducir su consumo de agua. Entre 2014 y 2022, el uso de agua potable creció a un ritmo de 2% anual, alcanzando los 130.500 metros cúbicos debido a la incorporación de nuevas instalaciones, como el Edificio de Deportes y su piscina temperada, por ejemplo. La sequía prolongada en la Región Metropolitana también impactó la utilización de agua para riego en ciertos periodos.
Desde abril de 2023, el club ha desarrollado un trabajo colaborativo para optimizar su eficiencia hídrica, logrando una reducción sostenida en su consumo. En 2023, el uso de agua disminuyó 7% en comparación con el año anterior, y en 2024, la tendencia a la baja continuó con una reducción de 11 % respecto de 2023. En total, el consumo acumulado ha caído cerca de 18 % en relación con 2022, posicionando el uso de agua en 2024 como el más bajo registrado.
El uso de tecnología ha sido clave en este proceso. Actualmente, el Club Deportivo UC cuenta con sistemas de monitoreo inteligente que permiten identificar variaciones en el consumo en tiempo real, así como dos controladores de presión que optimizan el uso del agua y previenen pérdidas nocturnas en espacios de alta afluencia.
La sustentabilidad hídrica en el deporte no es solo una responsabilidad ambiental, sino una oportunidad para fomentar una cultura de conciencia en la comunidad deportiva. Entre 2022 y 2024, el club ha reducido su consumo en más de 22 mil metros cúbicos, lo que representa un ahorro de dos meses sin consumo al comparar ambos años.
El agua, entonces, no es solo un recurso, sino un desafío que el deporte debe asumir con responsabilidad. Cada gota cuenta en la búsqueda de un equilibrio entre el rendimiento deportivo y la preservación de un bien esencial para el futuro.
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