La actual pandemia del Covid-19 que azota brutalmente al planeta ha dejado al descubierto la necesidad que tenemos los ciudadanos de adaptarnos a situaciones imprevistas. Es por ello que ante esa incertidumbre es fundamental proyectar una gestión ágil, sustentable y efectiva en el lugar donde habitamos para enfrentar de mejor manera esa "realidad futura" una vez que concluya la pandemia.
Es por esto que las llamadas Smart Water Cities o Ciudades Inteligentes con el Agua son una buena alternativa para las políticas públicas y nuevas tecnologías a aplicar, cuyo enfoque sea enfrentar el cambio climático y en especial el de fortalecer la seguridad hídrica, ya que aún hay sectores donde el acceso al agua para consumo humano, saneamiento e higiene son un tema pendiente.
El desafío de crear Smart Water Cities no es un proceso sencillo, es más bien un proceso complejo y de adaptabilidad que representa hoy por hoy un cambio de paradigma en la cotidianidad y, sin duda, es el mayor reto de la digitalización actual, puesto que no solo implica hablar de ahorro de agua sino que se centra fundamentalmente en lo que se conoce como la digitalización del agua involucrando el dataismo de la información y una optimización de los procesos productivos que representan la cadena del valor tanto a nivel público como privado, lo que a mi parecer es la ruta correcta que ofrecería un servicio de excelencia y sustentable a la ciudadanía que hoy más que un nunca demanda su uso.
Sin embargo, y para que esto sea posible, es fundamental contar y disponer de infraestructura, como por ejemplo, trazado de redes y puntos de suministro; así como también de datos de las mediciones de caudales de cada proceso productivo, estimación de la huella hídrica en la cadena del valor de manufactura de productos y procesos administrativos, tanto en lo público como en lo privado, establecer la capacidad natural de drenaje de las ciudades introduciendo soluciones tecnológicas que hagan posible la retención del agua de lluvia y deshielos, mejor capacidad de infiltración del agua a través de pavimentos impermeables, entre otros, de tal manera de contar con un modelo que represente lo actual y simule lo futuro, para así anteponerse a situaciones de falla en el suministro de agua como ocurre en caso de variabilidad climática de lluvia y escasez hídrica; el uso indiscriminado e injustificado del agua; el robo del agua; desborde de canales en las ciudades, y lo que es peor en tiempos de emergencia sanitaria la contaminación y mala calidad de la misma.
Finalmente en las Smart Water Cities la acción colectiva, entre instituciones públicas, ciudadanía, empresa privada y entidades de investigación y desarrollo es primordial si se pretende lograr una correcta planificación urbana y una exitosa transición a la gestión inteligente del agua que mejore la calidad de vida de la ciudadanía.
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