Hace tan solo algunos días, Israel se incorporó al Consejo de la FAO, organismo de Naciones Unidas que lidera los esfuerzos internacionales para vencer el hambre y mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria.
Como se sabe, en 2015, la ONU definió su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, con la idea de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos.
En ese marco, Israel ingresa a la FAO con el interés de contribuir desde su experiencia al desarrollo de métodos agrícolas más productivos, eficientes y sustentables, de tal forma de proveer seguridad alimentaria a una población cada vez más numerosa y demandante.
Cabe mencionar que la pandemia de Covid19 y la consiguiente crisis económica global revelaron que el mundo no está preparado para la seguridad alimentaria, lo que ha quedado de manifiesto a través de limitaciones a la exportación de productos agrícolas, perturbaciones e interrupciones a en la cadena de suministro global, disminución de la demanda y el poder de compra, escasez de mano de obra agrícola, entre otros.
A lo anterior se suma el hecho que todavía estamos lejos de eliminar el peligro del hambre y la interrupción de los mecanismos mundiales de suministro de alimentos.
Así, decenas de millones de personas en el Medio Oriente, África, Asia, América Latina y otras áreas del mundo se han unido a los 820 millones de personas que, antes de la pandemia, ya estaban definidas como desnutridas o en peligro de hambre. En forma adicional al desafío humanitario, esta situación puede acarrear desestabilización política y económica, por lo cual los países deberían redoblar sus esfuerzos para conseguir mayor autonomía alimentaria.
El Estado de Israel, después de haber consolidado una rica experiencia en agricultura innovadora en una de las zonas más desérticas y propensas a la sequía del mundo, puede ser un proveedor de soluciones rápidas, eficientes y de bajo costo para los desafíos alimentarios actuales y futuros.
El riego por goteo es uno de los mejores ejemplos de esto. Sin embargo, resulta sorprendente que hasta el día de hoy la mayoría de los cultivos agrícolas en todo el mundo depende de la lluvia para su riego. Por eso, pasar a una agricultura de regadío tecnificado aumentaría el rendimiento del cultivo, ahorraría agua y gases de efecto invernadero y, con el tiempo, crearía seguridad alimentaria.
Por otro lado, Israel ha desarrollado la agricultura de precisión, que satisface todas las necesidades de las plantas de forma casi individual, elevando los índices de producción y eficiencia a niveles impensados. Hoy en día, los sensores son capaces de informar con precisión cuánta agua y fertilizantes se requieren para cada árbol y de qué enfermedades está sufriendo, y de acuerdo a esa información definir un tratamiento individualizado que a menudo se administra a través de drones u otros métodos. Y para aumentar el rendimiento de los cultivos, también se pueden usar satélites, dispositivos de teledetección, e invernaderos computarizados, entre otros.
Todos saben que sin agua no se puede cultivar nada, y en el árido Israel se han encontrado e implementado soluciones ilimitadas, como el uso de aguas residuales purificadas para la agricultura o incluso el uso de agua salobre. También se ha intensificado la prevención e identificación de fugas de agua; nuevas técnicas como la Hidroponía y muchas otras soluciones que se pueden implementar con relativa facilidad y a bajo costo en todo el mundo.
Otro ámbito de interés es el impulso al mercado de sustitutos de proteínas a base de plantas, como respuesta a los daños ambientales y la amenaza a la sostenibilidad del cultivo de ganado.
Hay una amplia investigación en esta área y las nuevas empresas israelíes están en la primera línea del desarrollo global de dichos alimentos.
En definitiva, tras la experiencia de la pandemia, resulta evidente la necesidad de fortalecer los productos agrícolas locales, en un contexto de cambio climático, desertificación generalizada y crisis hídrica. Por lo tanto, a través de espacios multilaterales como FAO, o de la cooperación bilateral con países amigos, Israel seguirá compartiendo su experiencia en temas de gestión hídrica y eficiencia agrícola, con el objetivo de contribuir a la seguridad alimentaria global.
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