El 5 de septiembre de 1977 una sonda espacial de la NASA denominada Voyager 1 era lanzada desde cabo Cañaveral con la ambiciosa misión de observar los linderos del sistema solar. A 6.400 millones de kilómetros de nuestro planeta, la nave giró para capturar una última foto que muestra a la Tierra como un tenue punto de 0,12 pixeles en una inmensa obscuridad.
El famoso científico y divulgador de ciencia norteamericano Carl Sagan reflexiona sobre dicho histórico momento en su libro de 1994 Pale Blue Dot: A Vision of the Human Future in Space, con una prosa inolvidable: "Mira de nuevo el pálido punto azul. Ese es nuestro hogar. Somos nosotros. En él viven todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que has oído hablar, todos los seres humanos que han existido. El cúmulo de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones confidentes, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, y maestro de moral, cada político corrupto, cada 'superestrella', cada 'líder supremo', cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol".
Cada cierto tiempo vuelvo sobre dicho fragmento y su lección de humildad. La fragilidad del punto de luz sobrecoge. Su infinita soledad capturada por un rayo del sol. Difícilmente somos capaces de digerir la inmensidad de las distancias que hacen ver tan pequeño nuestro mundo hogar. Esa misma incapacidad, tan ligada a lo humano, nos hace incomprender la escala épica de lo que hemos hecho del "pálido punto azul".
Guardando las proporciones, es lo que experimentamos quienes nos encontramos conectados a través de nuestras acciones con el continente antártico. 13 millones de kilómetros cuadrados de roca y hielo, rodeados del océano Austral, de otros 20 millones de kilómetros cuadrados, dan cuenta de esa vastedad.
La comunidad de bases antárticas nacionales formada por las estaciones Profesor Julio Escudero (INACH), Gobernación Marítima de Bahía Fildes (Armada) y villa Las Estrellas y base Frei (FACH), presentes en la isla Rey Jorge en la Antártica Chilena, se encuentran a 1.220 km de Punta Arenas, misma distancia que hay de Santiago al archipiélago de Las Guaitecas, lo que implica que las bases chilenas al norte de la península Antártica se encuentran más próximas a la capital magallánica que Santiago... Pero la enormidad de la Antártica comienza recién a ser entendida cuando comparamos las distancias lineales con ciudades y poblados de Chile continental sudamericano.
El principal hub científico chileno en Antártica es la base Escudero. La distancia lineal desde Escudero hasta la base Yelcho (INACH) en la isla Doumer, es de 377 km hacia el sur, distancia similar a la de Santiago a Constitución o de Concepción a San Fernando. No parece mucho, pero ya llegar al borde del círculo polar antártico demanda viajar 606 km desde Escudero. La siguiente base, la más importante apuesta de la ciencia antártica chilena para los próximos años, es la base Carvajal, única permanente de Chile dentro del círculo polar y en el borde de la gran bahía Margarita, punto focal de los estudios de cambio climático. Carvajal dista 775 km de Escudero, equivalente la distancia de La Serena a Linares o de Santiago a Villarrica.
El siguiente punto chileno hacia la profundidad de la Antártica es la Estación Polar Conjunta Glaciar Unión, a la sombra de los montes Ellsworth. Esta base montada sobre centenares de metros de hielo fue protagonista del último gran eclipse del 2021. Unión se encuentra a 2.100 km al sur de base Escudero, distancia comparable a la que hay entre Antofagasta y Valdivia o entre Coyhaique y La Serena. ¡Y aún faltan 1.000 km más para llegar al polo sur!
En total, nuestro principal hub logístico-científico antártico, en isla Rey Jorge, se localiza a 3.110 km del polo sur, una distancia casi igual a la existente entre Santiago y Punta Arenas o entre Chile Chico y Antofagasta. El INACH despliega año a año cerca de medio millar de logísticos y científicos de 33 instituciones, que buscan comprender un territorio tan extenso como el existente de Santiago al sur, que sabemos hoy, ha determinado, determina y determinará de forma imperativa las expresiones de la crisis climática en Chile continental sudamericano.
La forma en que nos relacionamos con lo que nos rodea está determinando el grado de cambio que introducimos en nuestro pálido punto de 0,12 pixeles, donde el gigante blanco del sur juega un papel central.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado