En la era de la información instantánea, la ecoansiedad ha emergido como una preocupación de relevancia global. La constante proliferación de noticias alarmantes sobre el estado del medio ambiente y la crisis climática ha generado inquietud y estrés en gran parte de la población. En este contexto, es vital reflexionar sobre el papel de la publicidad en la transmisión de estos mensajes y su impacto en el bienestar mental de las personas, ya que según una encuesta realizada a más de 29 mil personas por la consultora Voices! y WIN International el 2022, afirmó que el 83% de la población de todos los países está de acuerdo en considerar al calentamiento global como una grave amenaza para la humanidad.
El concepto de ecoansiedad fue acuñado en 2017 por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) y el grupo climático ecoAmerica, con el fin de definir el miedo e inquietud individual al deterioro ambiental. Esto lo podemos ver especialmente en las personas menores de 30 y también en mayores de 60 años, que son los tramos etarios que muestran una mayor conciencia y, por ende, una mayor preocupación por los problemas del entorno natural.
Esta sensación, que es provocada en gran medida por la sobreexposición de datos sobre la crisis climática, representa un desafío significativo en el universo publicitario, que tiene una responsabilidad ética al comunicar sobre estos temas cuidando que la información sea entendida como parte de la solución y contribución a mitigar el problema y no produzca un efecto contrario por exceso de datos apocalípticos.
La clave para reducir la llamada ecoansidad radica en la reformulación de la manera en que se comunica la información sobre la crisis climática. Los medios de comunicación juegan un papel crucial en esto, ya que la forma sensacionalista en que a menudo presentan estas noticias contribuye significativamente a la ansiedad y al estrés de las audiencias, por lo que es fundamental adoptar un enfoque equilibrado, destacando también los avances y soluciones que las empresas están implementando en el diseño de sus productos y servicios, cuidando de no exagerar los beneficios y no caer en el greenwashing; además de reconocer y valorar la labor de quienes trabajan incansablemente para dar solución los problemas, como investigadores, activistas o profesionales en el ámbito medioambiental.
En esa línea, la comunicación efectiva, fundamentada en la acción positiva, puede contrarrestar ofreciendo perspectivas alentadoras y soluciones viables.
Estos síntomas emocionales son una realidad palpable en nuestra sociedad actual y como líderes en la industria publicitaria, tenemos la responsabilidad de abordar este fenómeno con sensibilidad y empatía. Por tanto, al cambiar la forma en que nos comunicamos, podemos desempeñar un papel crucial en la reducción de la ansiedad y en la promoción de acciones positivas hacia un futuro sostenible.
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