Todos los caminos nos llevan a Roma, y Roma para los efectos de esta columna de opinión no está en Europa, sino en todos lados. Roma son los medios de comunicación, en especial, los medios masivos y las redes sociales que insisten en seguir reproduciendo los roles de género, estereotipos y prejuicios con respecto a las mujeres y nuestro actuar.
Relevar nuestro rol en todos los ámbitos, visibilizar la participación de las mujeres y comunicar nuestra fundamental incorporación en la toma de decisiones es un imperativo para todos/as los/as actores que contribuyen en la generación y construcción de los imaginarios sociales y colectivos.
Los avances en igualdad de género son lentos, es más fácil y rápido retroceder que avanzar porque no es sólo cuestión de cambiar el lenguaje, incorporar nuevos elementos en el discurso o marchar con un cartel en medio de la multitud con consignas para erradicar la violencia contra las mujeres, es principalmente generar conciencia en las personas para modificar las conductas, conductas que nos subvaloran o invisibilizan, y que también nos matan.
La ausencia o baja conciencia de género se manifiesta cuando, a propósito de la campaña #NiUnaMenos, se viraliza paralelamente en las redes #NadieMenos o #Niunomenos, justificando esta acción con la obviedad de no justificar ningún tipo de violencia sobre ninguna persona, pero en definitiva esta respuesta da paso a invisibilizar una problemática mundial que cada día afecta a millones de mujeres en el mundo tan sólo por el hecho de ser mujer, y producto de una relación de poder desigual de un ser humano por sobre otro.
Uno de los ejemplos, entre tantos, de cómo el no tener conciencia respecto a los femicidios afecta la comprensión de estas trágicas situaciones y se levantan empates mal entendidos en su lógica, formulados en una mezcla valórica que confunde y a la vez invisibiliza.
¿Se imaginan diciendo a Martin Luther Kingque estaba mal enfocado porque se debe combatir no sólo la violencia hacia los hombres negros, sino a todos los hombres?, eso habría sido no entender nada de la lucha de este líder por la erradicación de la discriminación racial y la inclusión de una determinada población.
Aquí en Chile, y en muchos países del mundo, los medios y las redes sociales siguen levantando titulares de portada, como el La Segunda aparecido la semana recién pasada, donde instalan en su mensaje central que las decisiones políticas de las mujeres líderes - de una Presidenta de Partido Político- son un acto o responden a una subordinación.
De primeras y bajo una lógica machista y tendenciosa, en los negocios y en la política, las mujeres éramos sólo meras consejeras o compañía para que ellos, los varones líderes, desarrollaran bien su papel de conductores y/o negociadores, y además nunca se vieran (o sintieran) solitarios por la vida, por el contrario siempre debía tener un apoyo femenino relegada a bastón, alguien que siempre estaba a su lado incondicionalmente.
Luego, salimos a la cancha a jugar en el mismo campo y nos encapsularon como las que entregamos la cuota de emocionalidad que le faltaba a estos dos ámbitos de la vida pública, es decir, una vez más, nuestro aporte intelectual seguía relegado a un segundo plano.
Ahora, y en la arena política con más mujeres en primera línea, aún una participación baja para el tota, nos encierran en una suerte de seguidoras de pauta para tomar nuestras propias decisiones o conducir un Partido Político.
Los medios de comunicación tienen un rol social y como tal tienen el deber de construir un mensaje que a lo menos no invisibilice nuestro aporte, nuestras ideas o tesis políticas, que no invisibilice el rol en la conducción política, que no invisibilice nuestro liderazgo ni menos lo subordine.
Deben apoyar y generar una construcción de un relato mediático que transversalmente erradique toda forma de violencia contra la mujer, y subvalorar sus acciones es también violencia, fomentar los estereotipos es violencia, invisibilizar su rol de lideresas es también violencia simbólica contra las mujeres. Suponer una tesis de subordinación de las ideas y decisiones de las mujeres en política al yugo del rol preponderante e histórico que han ejercido los varones, es violencia ejercida por los medios de comunicación.
No es cuestión de competencia, no es cuestión de una guerra de sexos, ni menos de sobrevalorar una identidad de género por sobre otras, es tan sólo el simple hecho de visualizar a las mujeres como personas que ejercen cada una de sus tareas como personas asertivas, autónomas, seguras y en horizontalidad con sus pares, tanto en la esfera privada como pública.
#NoMásMachismo, #MasMujeresenPolítica #,MujerChileHoy.
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