Debe haber sido 1984, Radio Cooperativa emitió los tambores característicos de sus cápsulas noticiosas y se leyó un bando que prohibía a la radio informar de las protestas en contra de la dictadura: el medio debía remitirse al avisaje comercial y a las informaciones generadas desde el gobierno.
Después de esa información aparentemente neutra, programaron la canción "De una sola manera se pronuncia tu nombre". Víctor Manuel destaca: "No hace libre ni te hace más honrado, más justo, si no fuera de todos no sería de ninguno, los que siempre pretenden manejarte a su gusto, que tú seas tan libre les parece un insulto", era el llamado de un medio de comunicación a la libertad, en voz de un cantautor español solidario con Chile, era la existencia de una radio que, con autonomía e irreverencia, albergaba a un puñado de profesionales comprometidos con el periodismo y su principal razón de ser: la humanidad y sus derechos.
Manola Robles es parte fundamental de aquella historia, una de las voces rigurosas, valientes, sobrias y directas, permitiendo advertir lo que los velos del poder pretendían ocultar; conocedora de economía, encuentra el boquete entre la mentira oficial y la realidad que se padecía, utiliza la palabra justa y sabe "decir sin decir", en función de sortear la censura gobernante.
Debe haber sido 1991, era estudiante y llegué a trabajar a Radio Cooperativa, varias voces emblemáticas habían tomado otros rumbos, quedaban algunas/os profesionales que solo con mirarlos inspiraban aprendizaje e imitación; el cigarro, el café y la máquina de escribir Underwood, eran parte de esa radio que todavía era AM y estaba al centro de la comuna de Providencia.
Manola despachaba rápido y con frases cortas, no era particularmente comunicativa con las nuevas "adquisiciones", léase nosotros/as los/as jóvenes estudiantes, quienes nos debatíamos entre aprender el oficio o sucumbir como aficionados a un modo de hacer periodismo que había mostrado coraje y virtud en tiempos trágicos.
Fue el año 2017, mudé mis columnas de medio de comunicación, una sorpresa fue saber que Manola era la editora de Opinión en Cooperativa, no recuerdo si hubo bienvenida, me abrió el espacio y luego lo dirigió de manera respetuosa, directa y amable. Fue la editora de las columnas, sin abandonar una suerte de severidad formativa y consideración del sentido de lo que yo buscaba decir, en su edición había rigurosidad y protección: esa máxima que enseñaba a decir sin que el poder y sus múltiples prolongaciones tuvieran la oportunidad de atraparte.
La trayectoria de Manola Robles encarna la necesidad de futuro y esperanza, la urgencia de asumir el oficio con la humildad y prudencia de ser un anónimo/a al servicio de una sociedad que requiere prestancia a la hora de informar. El espectáculo es presuntuoso, el periodista como noticia es la muerte del periodista y el nacimiento de la arrogancia.
Manola Robles es la antítesis de los reconocimientos de empresas y grupos de poder, es la sustancia de una mujer que la primera lealtad la tiene con su propia integridad y con ello, le alcanza para trabajar con energía y potencia: para mí, para usted y para nosotros/as.
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